Quedamos con Dum Dum Pacheco en una cafetería cercana a su domicilio. Llega cojeando, ayudándose de un bastón. “Es por un accidente que tuve volviendo de Aguamarga, que había ido a darle una paliza a un tipo”, nos dice. Las cosas claras y el chocolate espeso. Directo y sin tapujos.
Dum Dum Pacheco ha tenido una vida de película. Miembro de una banda de delincuentes juveniles a finales de los años sesenta, ingresa en la prisión de Carabanchel con dieciséis años. “Por suerte era muy fuerte”, dice. La acumulación de condenas se convertirá en una estancia de tres años en “Villa Candado”. Pero todo eso lo cuenta con pelos y señales en “Mear Sangre”, un libro escrito a cincel, caótico y sincero, desordenado, salvaje y brutal. Comenzó a escribirlo de su puño y letra durante los últimos meses de presidio, y tras proclamarse campeón de España de los súper welter seis años después –en octubre de 1975– da su libro por concluido, considerando su vida reorientada y su trágico destino, vencido. El resultado es una narración a borbotones, honesta y sin filtro, que combina inocencia y brutalidad. Una crudeza que puede llegar a generar rechazo, un libro con momentos que se te quedan en la cabeza por mucho tiempo. Charlamos con él sobre su libro, la violencia, el boxeo, la fama, el éxito y el fracaso, porque como él mismo dice: “La vida es muy larga”.
En “Mear Sangre”">“Mear sangre” hablas de tu pasado como delincuente perteneciente a una banda juvenil a finales de los años sesenta. ¿Cómo ves a la juventud de ahora ?
Creo que era más violenta antes. Principalmente porque había muchas bandas. En todos lados, en San Blas, en Usera, Los Boys de Usera… Los Látigos… Los Botines… Estaba todo Madrid lleno de bandas. A nosotros, que éramos los más famosos, los Ojos negros, nos metían billetes de mil pesetas en los bolsillos en las discotecas, en los bares, en los puticlubs y en los cabarets para que controlásemos a la gente y no hubiese peleas.
"Antes de boxear mis condiciones materiales no eran muy buenas porque estaba en la cárcel o en la legión"
¿Había mucha rivalidad entre bandas?
Eso ya está enterrado. Y menos mal. Yo estoy cojo por culpa de una cosa de esas. Fuimos a darle una paliza a Almería a uno que le había hecho una faena a uno de nuestros troncos. Fuimos, le pegamos y al volver se nos cruzó un camión y tuve el accidente.
Pasaste tres años en la cárcel. ¿Si hubieras nacido en una familia con dinero crees que tu destino habría sido otro?
Por la cárcel puede pasar cualquiera. Sin querer. O queriendo. O en defensa propia o por invenciones de cosas. Por la cárcel puede pasar cualquiera, eso es así.
Estando en la cárcel, además de las palizas y lo duro de la experiencia, uno de los momentos más duros fue la muerte de tu hermano pequeño.
La muerte de mi hermano Juanjo me afectó mucho. A mí y a mi madre. Mi hermano murió de una enfermedad que le entró de repente. Le llevaron al hospital y murió. Pidió verme y me dieron un permiso de unas horas, pudimos despedirnos. Estaba tan sano… Pero le llevaron al hospital y murió.
Otra experiencia terrible en la cárcel son los abusos sexuales.
Tenía dieciséis o diecisiete años cuando entré en la cárcel, pero era muy fuerte. Yo me libré a base de palos. Allí un chaval joven me contó: “Pacheco, estos me quieren violar” y me enfrenté a ellos. Todas esas cosas no me afectaron demasiado. Simplemente me hice a ello.
Esas peleas te llevaron en muchas ocasiones a las celdas de aislamiento. Leyendo el libro y sumando los periodos que se relatan en dichas celdas suman casi ocho meses.
Es una barbaridad. Nunca había echado esas cuentas.
Empiezas a practicar boxeo a los quince años, poco antes de entrar en prisión...
Sí, lo veía en la televisión, cuando vivía en la calle de la Gaviota en Carabanchel. Desde pequeño era muy pegón. Hay fotos mías con cuatro años en las que ya estoy en posición de guardia. Luego empecé a entrenar con Pampito Rodríguez en el Palacio de los Deportes y más tarde, cuando estaba en la Legión, me daban permisos para ir a combatir.
Y una vez fuera de la cárcel, te centraste en el boxeo. Las mujeres también fueron otro de sus principales intereses.
Las mujeres eran muy fáciles para mí. Al principio no tanto, es verdad, pero cuando fui famoso, me tiré a las más famosas que había. Artistas, cantantes, actrices… Eran muy buenas mujeres, muy respetuosas, me querían mucho. Era nuestro momento: el de ellas y el mío. Eso sí, no te voy a decir nombres.
"En su día pegaba yo con mucha rabia, pero luego también he usado el boxeo para ayudar a la gente".
Tienes fama de haber salido bastante por la noche. ¿Qué locales frecuentabas en aquellos días?
Los mejores. Iba mucho al Florida Park, a la Blondie, al Don Pepe de la calle Hermosilla… En Joy había unas luces de colores, que cuando entraba un famoso ponían su nombre. Llegaba yo y ponía “Llega Dum Dum Pacheco” y se montaba un revuelo…
También trabajaste en discotecas...
Sí, de encargado de seguridad. En Benidorm llevaba varias: el CAP3000, el Papillón, que tenía una piscina, menudas fiestas en la piscina… Y luego en Madrid, donde estaba antes la Feria de Madrid, en la Casa de Campo, había unos locales de mucho nivel, ahí también trabajé.
¿Qué música te gustaba?
Elvis Presley. “It’s Now Or Never” es mi canción favorita.
También eras amigo de Bruno Lomas…
Porque cantaba canciones de Elvis Presley [risas].
Volviendo a “Mear Sangre”, en su día el libro estuvo a punto de llevarse a la gran pantalla. ¿No es así?
Sí, iba a hacerla Manolo Summers, pero hubo problemas. No nos dejaban filmar en la cárcel, nos negaban el acceso, pero pasó algo más, no me acuerdo de qué… Manolo falleció. Bueno, eso fue mucho más tarde.
Tu carrera como boxeador se trunca por un accidente de tráfico cuando ibas a disputar el campeonato de Europa y tenías previsto combatir en Estados Unidos. ¿Cómo viviste esa situación?
Muy mal. Muy desesperado. Luego, al cabo del tiempo, volví a boxear cojeando. Hice diez o doce peleas y gané casi todas, incluso cojeando, pero ya noté que no podía. Peleaba en el Campo del Gas, en el barrio en el que nací. Había tanta afición por verme, que la gente se subía a los árboles aprovechando que la valla del campo no era muy alta.
¿Qué es lo mejor que te dio el boxeo?
Ser Dum Dum Pacheco. Dum Dum Pacheco vivirá siempre.
¿Sientes que alguien se aprovechó de ti en aquellos años?
Algún promotor que me quería dar menos dinero del que habíamos acordado, pero en esa época pocos más.
Uno de tus promotores fue Martín Berrocal. ¿Qué tal con él?
Muy bien, Berrocal se portó muy bien conmigo.
Cuando empezaste a boxear, por lo que cuentas en el libro, en tus rivales visualizabas a los funcionarios que peor te habían tratado en la cárcel.
En su día pegaba yo con mucha rabia, pero luego también he usado el boxeo para ayudar a la gente. Una vez fui al banco y había una pareja de viejos sacando dinero. Al lado estaban hablando dos chicos y dos chicas. Cuando el matrimonio sacó 600 euros, los chicos les empujaron a los dos y los 600 euros salieron por los aires. Me acerqué y me lié a hostias. Tuve la suerte de que estaba la policía tomando café en un bar cercano y lo vieron todo. Las chicas empezaron a decir “¡este sinvergüenza les ha querido matar!”. La policía les dijo que lo habían visto todo y les preguntó: “¿Pero no sabéis quién es este? Es Dum Dum Pacheco, campeón de boxeo”. Los viejos estuvieron viniendo al bar durante mucho tiempo para darme las gracias.
Al empezar a boxear tu vida mejoró notablemente…
Antes de boxear mis condiciones materiales no eran muy buenas porque estaba en la cárcel o en la legión. Luego, cuando me hice profesional, me gastaba el dinero en coches, en ropa, en joyas no. Pocas joyas he tenido. Luego metí la pata. Me iba a comprar un piso propio pero por una chica me vine de alquiler y ya no me lo compré.
Al final de “Mear Sangre” hay una entrevista en la que cuentas cómo ha sido tu vida después de dejar el boxeo, tu paso por el cine, empleos en seguridad… ¿Cómo es ahora?
Muy mala. Económicamente, muy mala. La vida es muy larga.
¿Cómo recuerdas tu paso por el cine?
Lo recuerdo con mucho cariño. Sin ser profesional, sin ser actor pude participar en películas que han sido tan taquilleras como “ To er mundo é güeno” o “Yo hice a Roque III”… Imagínate. En otra fui actor y productor, “Chicano”, la peor de todas, funcionó muy mal.
Parte de “Chicano” se rodó en Chipiona, ¿verdad?
Sí y también rodamos allí “Lobo Negro”. Luego, en Chipiona también fui testigo en la boda de Pedro Carrasco con Rocío Jurado. La conocimos en el aeropuerto, la vio y se fue para ella, a presentarse, a charlar y se casaron.
¿Cómo ves el boxeo de hoy en día?
Es que no hay boxeo. Empezaron a criticarlo, a prohibirlo y acabaron con él.
Bueno, el otro día un español ganó el campeonato de Europa de pesos Welter.
¿Quién?
Kerman Lejarraga.
En welter, ese era mi peso cuando peleaba. Me alegro por él, yo nunca llegué a poder disputar el título europeo.
¿Estás contento de volver a ser noticia por la publicación de “Mear Sangre”?
Siempre está bien que se acuerden de uno.
El otro día en la prensa alguien comentaba que “Mear Sangre” era un libro ficcionado.
A mí me van a contar mi vida. Que digan lo que quieran.
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