Aprovechamos el momento por preguntarle por sus diez recomendaciones a nuestros lectores. Y la verdad es que valen la pena.
Un hotel: El Solar MontesClaros
He pasado cientos y cientos de noches durmiendo en hoteles en todo el mundo, desde los de cinco estrellas hasta lugares donde no quieres ver a la luz del día. Ese sitio, ubicado muy arriba en el Albaicín de Granada, es un rincón del mundo muy especial, y no solo por sus vistas al Alhambra. Cada detalle está hecho con cariño y el equipo te trata como familia. Me da una sensación de mucha paz. Normalmente no hablo de ello porque estoy un poco celosa del hotel, de verdad: es “mi” hotel secreto con “mi” habitación en la ultima planta. Pero a la vez me gusta mucho promocionarles. Lo merecen.
Un vinilo: “Grace” de Jeff Buckley
Cualquier músico o amante de la música os podría hacer una lista larga de álbumes que son la banda sonora de su vida, yo incluida, pero este es uno de mis discos favoritos de escuchar en vinilo específicamente (no por esnobismo, sino porque el ritual de escuchar vinilos es una manera más “activa” que escuchar las mismas canciones en MP3, y me gusta la importancia que ese ritual da a la música). Esa voz, esa guitarra, tanta energía creativa, las capas de sonido que han metido en la producción. ¿Qué mas puedo decir?
Una tienda de instrumentos: Gruhn Guitars
Es un lugar icónico en la ciudad de Nashville (Estados Unidos), donde ofrecen un rango de guitarras vintage. Hay dos plantas de la tienda a las que no se puede acceder sin permiso: uno es su colección de instrumentos que muestran solo con invitación expresa –por ejemplo, recuerdo de un banjo decorado con detalles de oro que valía 40.000 dólares– cosas así, extrañas y bonitas y caras. Pero lo que más me gustó fue el taller en el que arreglan instrumentos. Cuando vivía allí los luthiers me dejaban visitarles a menudo. Pasé horas observando cómo arreglaban las guitarras. Son expertos y fue un gran placer verles trabajar. Se aprende mucho sobre el instrumento.
Un libro: “The Ground Beneath Her Feet” de Salman Rushdie
(En castellano es “El suelo bajo sus pies”) Su estilo de realismo mágico siempre me encanta, y este libro es una obra maestra. Es como un caleidoscopio de referencias de la pop-culture. Si lo giras por un lado te entran algunas pinceladas, y si lo giras por otro lado, comprendes otras. Lo he leído varias veces, y cada vez hay mas detalles que apreciar. Su forma de utilizar el idioma, la ferocidad de su creatividad y la agudeza de su mente, todos son impresionantes. Quizás te llega de otra manera si formas parte del mundo de la música, pero incluso para gente “normal,” es una historia que atrapa. También admiro al escritor por su insistencia en su libertad de expresión a pesar de la pena de muerte que le perseguía por años.
Un museo: El Museo Nacional de Dinamarca en Copenhague
Hay tantos museos chulos en el mundo –el de Miró en Barcelona es también uno de mis favoritos, o el Smithsonian en Washington DC, o el Rock And Roll Hall Of Fame en Cleveland–, pero este me impresionó por su diversidad, por la sorpresa que contenía cada sala. Hay una habitación lleno solo de abrigos que llevaron los esquimales. Otro contiene una gamelán entera de la Indonesia. Otro contiene cuadros del Renacimiento. Otro está vacío excepto por un barco de lo vikingos. Visitarlo es entrar en mundo tras mundo tras mundo. También me gusta porque es tan grande que se pueden encontrar rincones sin gente, algo que me encanta cuando visito un museo.
Una iglesia: La Iglesia Matthias en Budapest
Suena raro recomendar una iglesia, teniendo en cuenta que no soy religiosa. He visitado muchas, y lo he pasado igual de bien visitando un catedral en España o Francia que viendo las impresionantes mezquitas en Turquía, por ejemplo. Pero la primera vez que entras en esa iglesia te llena de alegría pura. Imagínate un catedral estilo gótico de toda la vida, pero cada superficie adentro del edificio está pintado en azul, verde, rojo, rosa, ámbar, violeta, naranja, amarillo, colores brillantes, en diseños modernistas llenos de flores, ángeles, rayos, ondas, arboles, viñas y más. Es absolutamente espectacular, y es un lugar muy feliz. (Después, salir y tomar una copa de vino caliente por las calles de ese distrito bonito tampoco está mal).
Un restaurante: El Pannekoekschip en Bremen, Alemania
Me encantan los sitios surrealistas como este. Es un barco de pirata situado en el rio, y tienen docenas de opciones de panqueques. Son gigantes y los sabores riquísimos. Hay otros restaurantes geniales en el mundo, tanto de lujo como callejeros, pero nunca había visto algo así. A primera vista, parece muy kitsch o turístico, pero la comida y la bebida es realmente autentica, y te sientas un poco niño (o niña, en mi caso) disfrutando de una buena comida con amigos en un barco de pirata en medio de una tormenta de nieve.
Un lugar para escuchar música en directo (formato grande): Red Rocks en Colorado
Es un anfiteatro al aire libre en medio de un parque natural, hecho de las mismas piedras rojas del paisaje, con lo que parece una formación de rocas más hasta entrar. Lo mejor es ver a una banda épica como U2 (también tocó allí gente como Hendrix, The Beatles, etcétera) en medio del desierto, acompañado solo por cactus, piedras rojas, estrellas, música, y gente apasionada por la música.
Un lugar para escuchar música en directo (formato pequeño): Las Fiestas de Gracia en Barcelona
La primera vez que ves estas calles decoradas, es como entrar en otra dimensión (especialmente si vienes de fuera y no sabías que esperar la primera vez). No quiero decir que el sonido siempre sea el mejor en los diversos escenarios –a veces sí, a veces no–, pero la mezcla de artistas siempre es un rango diverso e interesante. Desde artistas bastante conocidos a bandas que están empezando, de punk a sardanas. Hay de todo. Descubres artistas que no conocías, con lo que es una aventura. Es lo que eran antes muchos festivales de música (de Barcelona y otras ciudades) cuando empezaron. Ahora varios han perdido su esencia, homogeneizándose cada vez más por cuestiones económicas.
Un(a) artista que merece ser más conocida en España (y en general): Patty Griffin
Es una cantautora de Austin, Texas, y aunque es conocida merece más público del que tiene. Sus canciones y su voz me han acompañado y reconfortado más de una vez durante las giras. Cuando canta sientes que te está mostrando una cara de la vida que vale mucho, aunque eso a veces también incluya momentos de oscuridad y de dolor.
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