Repasamos en profundidad el “Black Celebration” de Depeche Mode
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Repasamos en profundidad el “Black Celebration” de Depeche Mode

Judit Monferrer Barrionuevo — 29-03-2021
Empresa — Mute Records
Fotografía — Archivo

Este pasado  17 de marzo se cumplían treinta y cinco años de la publicación de “Black Celebration” (Mute Records, 86), el álbum que supuso un punto de inflexión para los británicos Depeche Mode por su creatividad y oscuridad. Dejando de lado la vena más comercial, iniciarían una célebre etapa de experimentación y madurez que se percibiría en aquellas once canciones para el recuerdo

Rondaba marzo de 1980 cuando Vince Clarke, Martin Gore y Andrew Fletcher, unos jóvenes precoces que justo dejaban de ser colegiales y que habían formado sus pequeñas y particulares bandas de garaje para liberarse a sí mismos mediante la música de teclados y guitarras, al más puro estilo de la soñadora pandilla de “Sing Street” (16), formaron Composition Of Sound. Un trío de escasas aspiraciones (Clarke y Fletcher trabajaron como carpinteros para poder comprar sintetizadores) en los que Clarke estaba al mando y ejercía como vocalista, compositor y teclista, Martin era el guitarrista y a Fletcher le tocaba el bajo. Unos meses más tarde, el grupo se encontraba ensayando en una sala cuando, de pronto, oyeron a un tipo cantando el clásico “Heroes” de David Bowie. Prendados por su interpretación, no tardaron en reclutarlo como nuevo vocalista de la banda. Se trataba de Dave Gahan.Y entró pisando fuerte, ya que fue él quien sugirió cambiar el nombre de Composition Of Sound por Depeche Mode. Lo gracioso es que, cual Hugh Grant en la famosa escena de “Caballo y Sabueso” de “Notting Hill” (99), Gahan sacó la idea de una revista de moda francesa que había estado hojeando hacía poco. “Significa la manera apresurada de la moda, y me gusta cómo suena”, aclaraba cada vez que se lo preguntaban.

Después de insistir en discográficas –aunque no demasiado, la verdad– el productor de electrónica Daniel Miller, fundador del mítico e influyente sello Mute Records se interesó en ellos tras verlos en vivo. Sin ni siquiera firmar contrato, algo inconcebible hoy día, pero posible en tiempos mágicos como aquellos, les grabó en diciembre de 1980 su primer sencillo, “Dreaming Of Me”, a cuyo éxito le siguió “New Life” y “Just Can’t Get Enough”. Este tema les llevó directamente al Top 10 del Reino Unido y allanó la salida de su álbum debut, “Speak & Sell” (81). Vince Clarke, que había sido el germen de todo y que hasta entonces era el líder y el espíritu de Depeche Mode, no estaba de acuerdo con el rumbo que tomaba la banda, y para finales de 1981 anunciaba su salida.Tuvieron que hacerse cambios; Gore pasó a ser el compositor y co-vocalista, se utilizaron canciones suyas como “See You” y se requirió de un nuevo teclista a través de un anuncio en la revista Melody Maker, donde pedían a alguien menor de veintiún años. Así fue como conocieron a Alan Wilder, quien tenía veintidós, pero mintió para conseguir el puesto. De este modo se completó la formación ochentas de Depeche Mode. Después de su segundo álbum, “A Broken Frame” (82) –considerado por el grupo el peor de su carrera debido a la falta de identidad musical tras la salida de Clarke–,
llegaría “Construction Time Again” (83), un trabajo con influencias industriales tomadas de la escena alemana. El sonido de éste se debía en parte a la introducción de los samplers de Wilder, además de sus sintetizadores analógicos. De hecho, fue Wilder quien se encargó de casi todo el trabajo de producción, entrando por fin de lleno en la banda (Wilder no participó todavía en “A Broken Frame” porque por aquellos días le consideraban todavía un músico de apoyo). Aunque el plan era hacer de “Construction Time Again” un álbum conceptual, la cosa no funcionó y hasta sus propios autores tildaron la idea de pretenciosa. Curiosamente, al mismo tiempo parte de la crítica empezó a tomarse a la banda en serio. Los samplers, tan infrecuentes entonces, y las letras más políticas y sociales de Gore, como las de la célebre “Everything Counts” fueron las claves del éxito del disco.

Finalmente publicaron “Some Great Reward” (84), el álbum anterior a “Black Celebration” (86) y el que los hizo despegar en Estados Unidos con el sencillo “People Are People”. Las cosas empezaron a dispararse y la crítica se rindió al grupo. Aunque hay que añadir que, en su momento, también hubo escándalo por sus letras provocativas y sensuales (véase “Master And Servant”). Tal fue el alboroto que la banda se quedó fuera del famoso Live Aid de 1985, el concierto benéfico que recaudó dinero para países del África oriental y que vimos reproducido en la gran pantalla en “Bohemian Rhapsody” (18), el biopic sobre Queen.

En el álbum hablaban sobre rebeldía, sobre relaciones adúlteras o sobre lo arbitrario de la justicia divina, generando un discurso más oscuro que nunca. Lo curioso es que, mientras en Europa seguían siendo unos ídolos casi adolescentes, en América se asoció a la banda con la subcultura dark y gótica (junto a otros grandes nombres británicos como Joy Division o The Cure). Lo que está claro es que el álbum sirvió como antesala de sus proyectos futuros, más maduros y, por qué no decirlo, más sombríos. Después de un tiempo para sí mismos, tras trabajar arduamente durante cuatro años, la banda se tomó un descanso a partir del que concibieron su quinto álbum de estudio. El 17 de marzo de 1986, hace exactamente 35 años, publicaron el disco que lo cambió todo para ellos. Hace más de tres décadas, llegó el exitoso y referencial “Black Celebration”.

“Black Celebration”: canción a canción

“Black Celebration” (4’57’’)
Canción que da título al álbum y que, probablemente, más se acerca al rock gótico. A pesar de que la letra iba sobre el dramatismo del amor, la inspiración en “Tubular Bells” de Mike Oldfield (banda sonora de “El Exorcista”) le daba un toque definitivamente oscuro. La voz distorsionada del principio es la de Daniel Miller diciendo “A brief period of rejoicing... Black Celebration”, que en realidad es una frase pronunciada por Winston Churchill en uno de los momentos complicados de la II Guerra Mundial. En los directos, esa parte se oye al final del tema.

“Fly On The Windscreen (final)” (5’18’’)
Aunque fue producida en 1985, la banda la consideró tan buena que la remezclaron para incluirla en el disco. Las percusiones con las que empieza son las que le atribuyen al tema un tono hip-hop a la vez que el sintetizador aporta un toque techno. Considerada “descarada en su sensual propuesta lírica”, la letra en realidad urge a los protagonistas a que se besen porque la muerte, encarnada en unas moscas, no deja de acechar.

“A Question Of Lust” (4’23’’)
Posiblemente el mejor tema del disco y también la que más gusta a la banda. Qué le vamos a hacer si nos pueden las baladas. Con una percusión acústica y con Martin Gore cantándonos, con su melodiosa voz, sobre el amor incondicional, aquel que siempre permanece a tu lado, incluso en los peores momentos, o sobre todo en ellos. Uno de los temas más románticos y a la vez tristes y nostálgicos de Depeche Mode, ya que habla sobre las relaciones de pareja y las dudas y el miedo que siempre aparecen. Gore la define como “una vieja canción pop clásica de los cincuenta o sesenta, casi como de The Beatles”. Como dato curioso apuntaremos que la versión americana fue mal masterizada y el efecto de entrada se repite.

“Sometimes” (1’54’’)
El primer acercamiento del grupo al góspel no les salió como querían. A pesar de contar con un coro y todo, y estar interpretada con la dulce voz de Gore, la corta duración y una letra ambigua la convirtieron en una de las más olvidables del CD. Tanto, que Depeche Mode no la han interpretado nunca en directo.

“It Doesn’t Matter Two” (2’51’’)
Compuesta y cantada por Martin Gore, la canción nos habla de un amor intenso que, desgraciadamente, no parece que vaya a durar. A través de un efecto electrónico simple que va repitiéndose vemos que, al final, nada importa. En palabras de su autor “Es un tema desesperado. Muy muy mórbido”.

“A Question Of Time” (4’09’’)
Con un sonido enteramente industrial y muy electrónico, no hay duda de que esta es una de las más bailables y pegadizas. Eso sí, la letra es bastante dura y sórdida. Nos habla del peligro que sufren las mujeres ante posibles abusos sexuales. Uno de los hits que más éxito tuvo del disco –y entendemos el porqué– y cuyo vídeo estuvo dirigido por el gran Anton Corbjin (genio detrás de videoclips como el “One” de U2).

“Stripped” (4’17’’)
Una de las mejores, no sólo del álbum, sino de la banda. Compuesta por Gore y cantada por Gahan, la canción empieza con el ruido del motor del Porsche de Gahan encendiéndose, y de un inicio minimalista pasamos a un sonido industrial casi envolvente. Imperdonable que en Estados Unidos se estrenará como lado B y que fuera reemplazada por “But Not Tonight” (sencillo que había servido para una banda sonora). Depeche Mode lo tiene claro “todos estamos de acuerdo en que es una de las mejores canciones, y en que la atmósfera que creamos es increíble”.

“Here Is The House” (4’16’’)
Interpretada por Dave Gahan, este tema con ritmo bailable reflexiona sobre la inherente soledad que acompaña a las personas. Lo llamativo es que sólo se cantó dos veces en todo el Black Celebration Tour, y unas cuantas veces más en el World Violation Tour, aunque en versión acústica. Como curiosidad, el sampler de cuerdas que oímos es en realidad la grabación de una guitarra corrida hacia atrás.

“World Full Of Nothing” (2’48’’)
De las más tristisimas del álbum, compuesta y cantada por Gore. En ella se reflexiona acerca de que el amor es lo único que puede significar algo en este mundo y se lamenta por el legado que se está dejando a la juventud. El tema, que cuenta con un sonido minimalista electrónico, nunca se tocó en la gira del disco, sólo sonó en el World Violation Tour, y de forma acústica con la guitarra.

“Dressed In Black” (2’33)
Junto a “Black Celebration”, la más gótica del CD (está dedicada a una muerta). Casi sin musicalización, sólo con una base ligera de electrónica, Dave Gahan elabora un discurso lóbrego y provocativo a la vez. Como otras tantas del álbum, jamás se interpretó en directo hasta 15 años después, en el Exciter Tour.

“New Dress” (3’45’’)
El single, con un claro sonido techno pop, daba fin al disco, y lo hacía con un discurso crítico con la población inglesa del momento. Gahan cantaba sobre la realidad de los crímenes y la descomposición social que provocaban. Seguramente porque nombraban a Lady Di en la letra, que murió en 1995, nunca más la hayan tocado en directo.

Lanzamiento y recepción

“Black Celebration” se lanzó el 17 de marzo de 1986 a través de Mute Records y en tres formatos a lo largo del globo: el estándar en vinilo, el CD y en casete de cinta magnética de audio. Aunque salió en las mismas tres formas, el contenido no fue idéntico en Europa y Norteamérica ya que, por ejemplo, “Stripped” se publicó como lado B en Estados Unidos, cuando incluso allí fue el single más popular del disco. Desgraciadamente el álbum tuvo poco éxito comercial - comparado al menos con la difusión de “People Are People” y las grandes ventas del “Some Great Reward” -, cosas que pasan cuando los proyectos son más artesanales que mercantiles (y lo mismo ocurre con cualquier expresión artística, como el cine blockbuster vs indie, los libros bestsellers frente a los noveles…). Sin embargo, y como a veces existe un poco de justicia en este mundo, el “Black Celebration” fue apabullantemente celebrado por la crítica y lo consideraron el punto de inflexión de la banda. Supuso el verdadero principio creativo de Depeche Mode.

Visto ya en su momento como la evolución más grande del grupo desde sus inicios, el álbum, aún partiendo del industrial-pop, era atmosférico, siniestro y bastante oscuro musicalmente e ilustradamente hablando. Aquí ya no se hablaba tanto del sexo sino de la aberración y desesperación del posible abuso sexual, y el peligro que acecha a las mujeres representado en el “A Question Of Time”. O se habla sobre la soledad, incluso cuando no estamos solos y convivimos en pareja, un concepto desgarrador muy bien emulado en “Here Is The House”. La obra, producida de nuevo por Daniel Miller y Gareth Jones, era la más introspectiva de la banda y la más conceptual, aún con el amplio registro musical que se percibía en ella. Al fin y al cabo, no siempre puedes escuchar un tema electrónico con toques hip hop como el “Fly On The Windscreen” y justo después una balada romántica al estilo de “A Question Of Lust”. La influencia del rock gótico catapultó a Depeche Mode, que a partir de entonces fueron vistos como más sombríos y duros. El “Black Celebration” se colocó ya en el 86 como el mejor disco de la banda y se convirtió en un referente instantáneo en lo que a música electrónica se refiere.

Aunque quedaron fuera algunos temazos como “Shake The Disease” (que se publicaría en un recopilatorio), la magia del álbum era imparable. Adiós imagen de ídolos adolescentes; hola maestros del dark-wave, parecieron pensar en la industria. Una descripción que casaría a la perfección con la pose oscura del grupo - Dave Gahan empezó a tener experiencias con las drogas grabando este CD, y lo suyo iría a tanto que casi moriría de una sobredosis a mediados de los 90’s, lo que le hizo ir a rehabilitación y recuperarse de su adicción a la heroína -. De cualquier forma, lo que se empezó en este álbum no terminó ahí, ya que esa tendencia musical se repitió en sus siguientes discos. Dio inicio, entonces, la mejor etapa creativa de la banda, pues a “Black Celebration” le siguieron “Music For The Masses” (87) y “Violator” (90), los considerados mejores trabajos de Depeche Mode. Unas obras que encumbrarían al grupo británico y que permanecerían, para siempre, en los hitos de la música y en los corazones de aquellas personas que tanto podían sentirse identificadas con un single bailable como “Strangelove” como con la reflexión y la plegaria de “Enjoy The Silence”. Porque como decían las palabras de la canción, “Words are meaningless, and forgettable”, pero no, estas no.

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