Entrevistamos a Daniel Calparsoro con motivo de 'Hasta el Cielo', su nueva película
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Entrevistamos a Daniel Calparsoro con motivo de 'Hasta el Cielo', su nueva película

Luis M. Maínez — 04-01-2021
Fotografía — Archivo

“Hasta el cielo” es la nueva película de Daniel Calparsoro, un director que, a lo largo de los años, se ha revelado como uno de los más sólidos del cine español mientras dejaba a sus espaldas títulos como “Cien años de perdón”, “Salto al vacío” o “Asfalto”.

En “Hasta el cielo”, Calparsoro vuelve a acercar dos artes como son la música y el cine a través de una banda sonora clave en la narrativa y a la utilización de cantantes de rap y de trap como Ayax, Denom o Jarfaiter para acompañar a Miguel Herrán y a Carolina Yuste, los protagonistas de este thriller que finalmente ha llegado a la gran pantalla.

Enhorabuena por la película. Sale después de los problemas que he habido por el virus y demás. ¿Cómo te sientes siendo uno de los primeros directores españoles que apuesta por estrenar después de toda esta situación? ¿Qué significa para ti?
Bueno, a ver, esa es una pregunta delicada. En primer lugar, yo no creo que estemos saliendo de ninguna situación ahora mismo. Es muy precipitado decir algo así. Creo que nos hemos precipitado un poco porque, todavía ahora, noto que hay un exceso de secretismo, de falta de información, de misterio, alrededor de todo este asunto de la pandemia y cómo pretendemos liberarnos de ella. Ya sabes que hay muchísimas gente y teorías, la mitad serán mentira, los negacionistas, mucha gente que dice que es una cosa y mucha que dicen que es otra, pero normalmente cuando el río suena agua lleva y yo creo que aquí todavía no sabemos en realidad contra qué nos enfrentamos. Lo digo también por el tema de los efectos secundarios de la gente que lo ha pasado. No tienen nada que ver de una persona a otra. Pero sin irme por las ramas. La vuelta de la película a las salas en estas condiciones hacen que te sientas con el culo al aire, porque no sabemos la reacción que va a haber, sabemos que hay un grandísimo interés por parte de mucha gente y poder ver la película. Los pases que se han hecho señalan que es una película que la gente tiene muchas ganas de ver. Creo que es una película que es de las mejores que he hecho, que me ha salido muy bien. La película tiene mucho potencial y un target bastante claro; para gente mayoritariamente joven. Sin excluir a otro tipo de público pero..

Al final el mundo que se refleja y los actores elegidos encajan mejor con un público joven.
“Hasta el cielo” tiene un punto visionario. Que nos viene una tan gorda de paro y de desastre que yo creo que lo que pasa en la película pasa en la realidad, y va a empezar a pasar mucho más porque es que la gente una vez se normalice la situación y aunque no se normalice hay que ganarse la vida. Con tanto paro y con tanta crisis económica tan bestia como se viene encima vamos a volver a los ochenta y a los noventa porque no va a haber trabajo y la gente va a tener que buscarse las habichuelas como sea. También hay mucha gente que antes tenían planes de vida y… ¿ahora de qué van a trabajar? Pero si ellos ya tiene una idea en la cabeza de dónde quieren llegar, ahora es un borrón y cuenta nueva. Creo que va a haber una reacción un poco de eso.

Va a haber una acción muy grande y es diferente saber por dónde va a ir la cosa.
Sí, creo que, de alguna manera, la película va a conectar. Ese carpe diem y ese a tomar por culo de yo voy disfrutar mientras pueda. Si antes las cosas no eran claras y ahora mismo son mucho menos claras, me van a convertir en una oveja a ver si alguien me da 300 euros o un trabajito de mierda. Eso no se lo va a comer la gente.

A mí me da miedo eso. Que la gente se desinfle y acepte la caridad mal entendida.
Pero por mucho que se desinfle la gente, hay quien no tiene ese carácter esa sangre esa capacidad. Es algo innato, que hay que ir a saco, y eso es lo que creo que va a pasar. En ese sentido la película creo que es muy actual. Más actual de lo normal. Porque la película trata sobre la avaricia y la ambición pero sobre todo es una película de la gente que se ha quedado detrás y ahora se va a quedar mucha gente detrás. Por mucho que ahora nos vendan el “no vamos a dejar a nadie atrás”, que parece una película de Rambo. Esta gente, los políticos, deben tener a un asesor de los años ochenta que mete frases de Stallone como si fueran grandes hallazgos “no dejamos a nadie atrás” parece una película de marines. Mientras, luego cogen sus Falcons y sus cochazos con guardaespaldas.
Eso le da a la película una actualidad aun más potente. Eso tiene un interés. Esta película sale en salas y ahí es donde hay que ir a verla. No la van a poner en ningún otro lado de momento. Ahí vamos a ver, yo creo que las salas están bien de seguridad y todo eso, pero hay muchas cerradas y depende de tener un poco de sentido común. Si van a cerrar los garitos y todo pues a la gente que le gusta el cine que querrá ver una película potente, lo van a disfrutar.

Tiene la película el componente hedonista que sí que lleva a eso. Se ve también como un canto al mundo antes del confinamiento. El no tener que tener cuidado, ni ir con mascarilla ni nada de esto.
Sí sirve para salir de la paranoia.

Comentabas además que la película, al tener personajes que vienen de un entorno desfavorecido, un barrio más conflictivo podría tener cierto componente visionario. Sin embargo, si hablamos de la trayectoria de Daniel Calparsoro vemos que la gente que viene desde abajo e intenta romper el techo de cristal y con lo que le viene predeterminado es un motivo que se repite.
Sí. Desde “Salto al vacío”, que la hice en el 94, cuando tú no habías nacido, siempre me han gustado las películas de perros callejeros y también los thrillers. No solo las de Eloy de la Iglesia sino otras como “The Outsiders” de Coppola, “Straight Outta Compton”, “7 vírgenes”… Muchísimas películas de diferentes países y géneros. Yo empecé a hacerlo hace veintiséis años y llevaba tiempo con ganas de volver a ese mundo. Llevaba diez años dándole vueltas hasta que encontrara una que me podía llevar a ese terreno. En 2012 estaba viendo la tele, un programa de investigación de Marlaska, el periodista, y vi esta historia de los aluniceros, algo que ya conocía de lejos. A partir de ese momento, dije “pues aquí está la película”, porque no siempre que quieres contar una historia la encuentras. Quería hacer una cosa que viene desde mis inicios y le voy a añadir otros elementos de películas que he hecho posteriores, algo más lúdica, como has dicho tú, y algo que no sea demasiado dura. A partir de ahí empecé con el proceso de informarme, tal y cómo había hecho en mi primera película, de indagar, de ir a los sitios, de saber,… Un trabajo que nadie te paga por que lo hagas. Tú te sitúas como si fueras un visionario en el sentido de tener clara la película que quieres hacer. No tienes un contrato con nadie que te esté pagando nada, es un poco la cosa propia. Tuve que parar porque se puso en marcha “Cien años de perdón”.

La película, al llevar tanto tiempo gestándose, ha recibido nuevas influencias en los últimos años. Por ejemplo, la elección de la banda sonora y de muchos de los actores que son músicos que has encontrado para rodar, aparecen en ese periodo de tiempo en el que la película se para. Al final, a lo mejor, vino bien en ese sentido.
Vino bien porque son las condiciones y las cosas que suceden. Eso vino de una idea de que la película tenia que respirar autenticidad y para respirar autenticidad había que hablar con la directora de casting. La idea era tener actores solventes, gente contrastada como Luis Tosar o Patricia Vico y luego también los jóvenes como Carolina Yuste, Asia Ortega o el propio Miguel Herrán. Quiero un protagonista que sea verdaderamente protagonista. Estuvimos mucho tiempo mirando en los barrios, de diciembre a abril. Quería que hubiera gente de la calle. Cuando íbamos a los gimnasios y a los barrios, aparecían muchos raperos o traperos, y su diferencia con el resto de la gente es que ellos sí tenían facilidad para expresarse delante de la cámara. Eran auténticos, pero te podían decir un texto, repetirlo, cambiarlo. Es muy difícil encontrar a gente de la nada. El personaje que interpreta Marco, que es uno de los de la banda, es un chico de Orcasitas que no es cantante. La idea no era meter cantantes sino meter a gente autentica que no hubiera interpretado y así nos encontramos con estos traperos que estaban muy ilusionados por participar como Ayax, Dollar, Jarfaiter,…

Que además son nombres con respeto en la calle
Lo sé, porque nosotros íbamos era a la calle y la gente te hablaba de ellos. Porque lo que tienen es un gran talento musical pero también como artistas. Encima tienen talento para interpretar. Nosotros hicimos pruebas y ensayos, todo muy trabajado. Tuvimos un coach que estuvo dándoles las nociones básicas de lo que es la interpretación. Hicimos un trabajo muy potente y muy efectivo. Nosotros conseguimos darle en la película un aire de frescura y ese toque de las películas de la cultura afroamericana como “Straight Outta Compton”. Le da a la película ese punto real y autentico.

Los personajes de la banda, por ejemplo, además, si no fueran actores de este perfil serían menos creíbles. Harían más complicado entrar en la dinámica que se propone. Porque por muy buen actor que seas, nunca serás como alguien que es realmente así.
Todos vienen un poco de la calle. Por supuesto Miguel o Richard Holmes también, esto es así. Si no no se puede interpretar igual; esto es algo que yo ya había hecho en “Salto al vacío”. Los demás que no eran Karra Elejalde, el resto del cast, no había hecho nada. Uno de los malos era un tío que limpiaba un gimnasio y todo lo que rezuma eso es veracidad, una cosa que dices: “esto me lo creo” porque es lo que es. Puede gustarte más o menos pero ahí está la honestidad en las interpretaciones. Ese perfume, luego, con la historia, la música y que tuviera este elemento lúdico o, como tú has dicho, hedonista, entonces en lugar de hacer una fotografía hiperrealista, le damos una fotografía más de color para poder disfrutar, las discotecas, etcétera. Es un mundo irreal, lleno de colores.

La estética también puede apuntar al videoclip en esas escenas.
Esa combinación refleja ese mundo de alguna manera. Porque la vida en la calles es cruda pero tienes tus zapatillas, tu ropa bonita, unos euros que has sacado de algún palo en el bolsillo y te metes en una discoteca y eres Cristiano Ronaldo durante dos horas o alquilas un barco y eres el puto amo. La película muestra gente aspiracional: no tengo un duro, no quiero ser mecánico y trabajar como una bestia por poco dinero y prefiero el camino rápido. Ahí se mezclan las luces, los colores, la impresión de fantasía de te parten la cara o te la partes tú, en el fondo no eres un pijo de la moraleja.

Me resulta interesante también la relación que tiene Ángel desde el principio hasta el final. Cómo va entrando en los diferentes estratos y sectores sociales y me recuerda a los caminos que tiene que seguir cualquier persona, se dedique a lo que se dedique, si viene del barrio y no de La Moraleja. Tienes que tener la suerte o la mala suerte de caerle a alguien más poderosos que tú en gracia o en desgracia, tienes que tener la suerte de gustarle a una chica que va a entrar a no se dónde… Creo que es muy analogable a otras realidades. Me recuerda a historias de músicos que me han contado sobre sus inicios underground y el paso a la industria. Estafas, dinero, problemas.
Ángel es un personaje huérfano. Es un tío muy echado pa’ante y que tiene muy claro lo que quiere. No hace prisioneros. Una vez que entra en esta movida quiere llevarlo a lo más alto. Es un tío inteligente. Entonces, ser inteligente, echado palante, tenerlo claro y ser un poco pillo pues eso te puede llevar muy lejos muy rápido. Y tendrás que pagar un precio. Llegar muy lejos y muy rápido significa dejar a gente detrás y, eso, de alguna manera lo vas a pagar. Pero él es un tipo que se va depurando. Desde el principio de la peli va muy a lo suyo, tiene su colega, su abuelo, le gusta la otra y el ella le da cancha y al novio de la otra le impresiona su actitud y le incluye en sus planes. Ángel se suma a todo pero empieza pronto a pensar por sí mismo. En realidad es un empresario que ha nacido en el lugar equivocado, si ese tío nace en La Moraleja y es hijo de no-sé-quién, estaría en la cárcel o en la City de Londres, porque ve la oportunidad de negocio. Ángel no quiere enriquecerse para drogarse. Es un tipo que es bastante profesional, pero lo de él es de fuera de serie, él lo que quiere es llegar a lo más alto. Y esa es una historia muy potente. Normalmente vemos las películas de esos chavales perdidos que, como no tienen nada mejor que hacer’ se meten en esto.

Quizá para cierta parte del público nos encontraremos cierto tipo de vidas y de determinación. No por ser del extrarradio merezco menos.
Él protagonista no asume su condición de víctima. Dice “no me da la gana ser una víctima y voy a conseguir lo que quiera”. Lo que queríamos contar con esta historia era esta idea. Su comportamiento es como el de un ladrón de guante blanco o como tanto magnate que está en la cárcel, con la diferencia de que este tío se juega el pellejo desde el minuto uno. Es un personaje que no acepta lo que le ha tocado por nacimiento. Ha nacido en una chabola y hay gente que nace en sitios muy pobres y hace una gran carrera dentro de la legalidad. Éste lo intenta en lo ilegal, en el crimen, y lo hace amparándose en una sociedad que ha amparado este mundo del crimen durante veinte o treinta años. ¿Qué pasa que estos sí pueden robar y yo no? Y eso, que no está verbalizado pero sí está contado en la película, creo que es muy interesante.

¿Qué relación crees que puede haber entre música y cine a día de hoy? La incorporación de músicos en tus películas (y no es la primera vez) llama la atención a esta situación.
No, no (ríe) no es la primera vez. Lo he hecho en mis inicios y ahora otra vez, porque “Hasta el cielo” tenía que tener un trasfondo urbano, que teníamos de género, acción tal y cual. Una electrónica que cuando entren temas tengan una sonoridad, que no pertenezcan a otro mundo sonoro. Aquí surge la figura de Carlos Jean, con quien trabajé en “Asfalto”, “Guerreros”, “Combustión” y “Ausentes”. Esta es nuestra quinta película juntos. Esto es trabajar con más gente. Es un tío con muchísimo talento, muy creativo y con una amplitud de visión muy grande. Cuando tú trabajas con un músico, el músico te dice “yo lo hago todo”, pero Carlos sabe qué puede y qué no puede hacer. Y hemos metido a DJ Nano, a C. Tangana, y así incluye a quien no es de su estilo.

El uso de la música como elemento narrativo también es muy interesante. La estructura de la película, apoyada por el motivo que se repite con “Antes de morirme”, además de ser atractivo, funciona a nivel narrativo.
Me alegra que lo comentes. Porque empieza cantando sobre todo Tangana y termina cantando Rosalía. La música es fundamental en una película. Tú opinas, propones, etcétera. Es un trabajo entre los dos que, al final lo hace él, es un trabajo de equipo de alguna manera. Sobre todo llegar hasta el concepto de la historia, y más o menos que ya está pillado el concepto el músico tiene que volar. La canción no estaba clara a la hora de hacer la película. Todo surge casi al final.

¿En serio? Porque una canción como “Antes de morirme” también significa mucho en el género urbano en España. Al igual que la película, supone el paso de lo underground a las grandes ligas de esos dos artistas.
Lo sé, lo sé. Pero no puedo decirte que estuviera todo pensado aunque me gustaría (ríe). Esto surgió en montaje y no surgió como que iba a ser así sí o sí, surgió como una propuesta y luego ya es indisoluble de la película, porque es verdad que la canción tiene mucho que ver con la historia de la película.

“Hasta el cielo” es también un thriller que no cae en los recursos más típicos del género, esos Deux ex machina tan habituales.
Si la película fuera estrictamente de género será menos creíble y más pequeña. Sin querer contar nada, al final de la película surgen cuestiones más importantes.

Justo eso.
Por ahí era donde había que acabar para que “Hasta el cielo” no fuera como todas. La película tenía que tener carácter. Lo desarrollamos Jorge (el guionista) y yo, y quedó mejor, ganó en fuerza emocional.

¿Qué significa para ti contar este tipo de historias? ¿Tiene algo que ver de cómo te viste tú o cómo te ves tú a día de hoy?
Tengo esa necesidad de estar conectado a la realidad, a una realidad, pero a una realidad contemporánea y es un género que me resulta atractivo y muy interesante, donde se pueden contar muchas cosas pero yo creo que es un tema de estar conectado con la realidad y el día a día.

Para terminar, ¿podrías decirnos tus películas favoritas que relacionan cine y música?
Una de mis favoritas es “Straight Outta Compton”, una película que cuenta muy bien todo, y es música y cine a la vez. También me gusta “Monos”, que tiene una utilización de música y sonido espectacular y, siendo una historia de unos chavales que son niños soldados en la guerrilla, la visualización de la película es espectacular, es un peliculón. Me gusta también “Apocalypse Now” por su relación de sonido e imagen, y me gusta también la película de Lars Von Trier con Björk, “Dancer In The Dark”. Y “Toro salvaje” o “Uno de los nuestros”, cualquier película de Scorsese.

¿Cuál ha sido el mayor reto con “Hasta el cielo”?
Verla acabada. Sobre todo es una satisfacción enorme el haberlo logrado con estos actores y con este equipo. Ahora mismo la película ya tiene su vida y yo desaparezco, es como un hijo, que se graduará y se irá fuera de casa.

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