En las carreras artísticas, como en el amor, al parecer la edad no importa. Y en 2019 –en plena era del streaming– mucho menos cuenta eso de tener o no un disco publicado. Pero los hay que se pasan de la raya, que estiran al extremo estas normas de la contemporaneidad. Con sólo diecisiete años y sin disco en el mercado, Billie Eilish (Los Ángeles, 2001) es la nueva reina del pop lúgubre, oscurísimo.
El 29 de marzo se publica su esperadísimo largo de debut (“When We All Fall Asleep, Where Do We Go?”) pero las reproducciones de sus temas hace mucho que superaron el billón en Spotify y la publicación británica NME la ha citado como su next big thing. Para muestra, es una de las voces pujantes del cartel de Coachella y, por poner un ejemplo más cercano que confirma su postulado al reinado del pop global, en Barcelona ya ha tenido que mudar su cita –prevista también para marzo– a un escenario mayor. La [2] de Apolo se quedó corta a la velocidad del rayo. También para el Sant Jordi Club se agotaron los tickets en un solo día.
La californiana además ofrecerá dos fechas más –acabadas de anunciar– en nuestro país: el lunes 2 de septiembre repetirá en la capital catalana (Poble Espanyol) y el martes 3 de septiembre debutará en Madrid, en el WiZink Center.
Pero, ¿qué hace que esta jovencísima estadounidense tenga encandilada a la audiencia de medio mundo? Enumeramos unas cuantas canciones de su corta carrera para acercarnos a este fenómeno viral; el equilibrio perfecto entre temas emo y fantásticos, variados en lo estilístico y pasos industriales firmes. Toda una diva pop adolescente del siglo XXI.
“Ocean Eyes”
Saltándose todos los récords de precocidad, allá por 2015, cuando Billie Eilish sólo contaba con trece primaveras, cantó a medio mundo “Ocean Eyes”, compuesta por su hermano (Finneas O’Connell, FINNEAS, en principio para su banda The Slightlys). La soltó en Soundcloud y el tema voló. Piel de melocotón, suave y delicada, y voz de vidrio. Al poco tiempo, la acabaría fichando la multi Darkroom/Interscope, con la que reeditó la canción: más corpulenta, cercana al pop de Lorde.
“Bellyache”
Eilish ha calado en la generación postmillennial. Lo ha hecho en base a un imaginario que se aleja de lo esperable por una joven que todavía no ha llegado a la edad legal de beber pero que viene de un entorno cultural privilegiado (sus padres se dedican al cine y la música). Tiene canciones de rebeldía contra los adultos, de amoríos. Claro. Pero también muchas otras que la emparentan más con el mundo de la fantasía que con una teen de pataleta (ella cita a Avril Lavigne como una de sus referentes). Para muestra, el ejercicio de estilo “Bellyache”, donde se introduce en la mente de un psicópata. Electropop de altos vuelos, la canción acabaría siendo el primer adelanto de su EP, “Don’t Smile At Me” (17), hasta ahora lo más largo que hemos conocido de la cantante.
“Copycat”
Aunque corto, el EP ya mostraba la versatilidad de Eilish. Y su voluntad de revuelta creativa en el pop masivo. Los tracks no son todo lo accesibles que se pueden esperar de alguien que debe arrastrar millones de fans. Tal vez la respuesta está en la forma como se elaboran los temas: ella y su hermano, un PC y una habitación. El movimiento bedroom aplicado a las masas. El disco, que transita de nuevo espacios poco frecuentes para alguien tan joven (al menos en las formas), cuenta además con la colaboración de Vince Staples en la conclusiva “&burn”. Las colaboraciones han sido punto de inflexión en la carrera de Eilish. Y de quién no, hoy día.
“Lovely”
La californiana sumó fuerzas en “Lovely” junto a otro cantante pujante, Khalid. La canción, per se un himno, desconcertante y emocionante a partes iguales, supuso el impulso definitivo para que su nombre acabara de encajar en todas las quinielas. Mucha culpa de ello lo tuvo su inclusión en la banda sonora de “Por trece razones” (“13 Reasons Why”, 17), en su segunda temporada. La serie de Netflix fue una de las sensaciones de la parrilla de la plataforma de streaming aquel año y parte de la culpa la tenía su banda sonora. Antes, Eilish ya había colado "Bored" en la famosa serie.
“You Should See Me In A Crown”
Para que sus adeptos no se despistaran, después de la sutil balada para la banda sonora de “13 Reasons Why” vendría el abrasivo “You Should See Me In A Crown”. Espadas y cuchillos, como los que rechinan en la apertura del hit, de una electrónica de nuevo agresiva, esta vez más cercana al espíritu de Yung Lean que a la elegancia vocal de Lana del Rey, con la que también se la ha comparado.
“Come Out And Play”
Antes de su último tema, “Bury A Friend”, antesala ya de lo que será “When We All Fall Asleep, Where Do We Go?”, la joven destapó en 2018 dos de los temas más brillantes de su cortísima carrera. Por un lado, “When The Party’s Over”, base desnudísima y voz en primer plano, para el lucimiento y la conmoción. Por el otro, “Come Out And Play”, también tranquilo, en acústico, y que recorrió –de nuevo– todo Internet. Era otra jugada maestra: la canción formó parte de una campaña navideña de promoción de Apple.
“When I Was Older”
“Conmovedora”. Esa fue la descripción que el director Alfonso Cuarón utilizó en un tuit para describir “When I Was Older”, tema de la californiana de este mismo año. Eilish afirmó que se inspiró la película “Roma” (18) para crearla. Una muestra más que la cantante se mueve bien en terrenos que no tienen porqué ser el suyo: el visto bueno de Cuarón da buena cuenta de las muchas pieles que la joven puede vestir sin desentonar. “When I Was Older”, electrónica downtempo escurridiza.
“Bury A Friend”
Producción también de FINNEAS, su hermanísimo de veintiún años, pero esta vez de pop fantasmagórico, base musculosa y una imagen, una vez más, de película de terror, un género que la cantante adora (incómodo es hasta su Instagram). “Bury A Friend” es lo último que conocemos de Eilish hasta la fecha. Una muestra de por dónde pueden ir los tiros en su nuevo “When We All Fall Asleep, Where Do We Go?”, que verá la luz el próximo 29 de marzo de este año. Aunque –como ya ha avanzado– serán catorce temas, y con la californiana nunca se sabe.
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