La pandemia no ha hecho más que apuntalar a un gremio resiliente al que ahora le toca medirse en su capacidad de resistir en cuarentena hasta que lleguen soluciones políticas y médicas. Hablamos con bandas, salas, otros profesionales y agrupaciones sectoriales para diagnosticar y buscar luces a la salida del túnel.
A finales de 1999, Shawn Fanning, más conocido por su apodo Napster, creó el primer servicio de intercambio digital de música entre pares y la industria, tal como la conocíamos, comenzó a derrumbarse. El resto de la historia es de sobra conocida. Entre aquellos interminables debates trufados de diatribas de los componentes de la cadena de valor de la música enlatada se llegó a la siguiente conclusión: la imposibilidad de luchar contra la tecnología hizo que los servicios streaming (también el audiovisual) consiguieran realizar el punteo más sonoro. Como siempre, el capitalismo generaba un problema y a la vez, proponía la solución. De manera paralela, las administraciones territoriales, también las vascas, hicieron de las Industrias Culturales y Creativas su elemento estratégico. Las instrucciones venían de la Comisión Europea y algunas tomaron buena nota. De hecho, hubo años en los que se llegaron a contar 1.000 festivales musicales a lo largo y ancho de toda España. Esta burbuja se hinchaba y las cifras de ventas de entradas de conciertos, en comparación relativa con el volumen de facturación de los discos, empezaban a paliar el bajón sufrido tanto por multinacionales como por pequeños sellos. Los números de asistencia a directos eran importantes y la imagen de marca de muchas ciudades posfordistas pivotaba sobre este eje. Pero tras el espejismo de los macrofestivales, el gremio de la producción, programación y exhibición de la música en vivo seguía aflorando precariedad y provisionalidad. La pandemia ha pegado el tiro de gracia y algunos y algunas empiezan a levantarse como zombies sabiendo que las pruebas serológicas que les van a realizar, al menos a corto y medio plazo, van a seguir siendo positivas. El diagnóstico es unánime; parafraseando a Gramsci: el viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos.
Aitor Cañibano, de los Travellin' Brothers: “Ahora mismo, nuestra situación es un poco mejor, pero han sido cuatro meses sin poder trabajar, unos cincuenta conciertos cancelados, muchos meses de trabajo para preparar esas giras tirados a la basura, y una impotencia muy grande, pero sobre todo mucha pena, sentimos mucha tristeza por esta situación. Seguiremos peleando, pero a corto lo veo bastante mal; a largo plazo, es una incógnita”.
Albaro Arizaleta, de El Columpio Asesino: “Ataque Celeste es un trabajo de tres años y llegado el momento de presentarlo la tierra se ha tragado nuestra manera de vivir. Después de asumir esta hostia, no nos queda otra que seguir trabajando en nuevas canciones. Y en ello estamos. Yo personalmente nunca había dado tantos paseos como ahora. Rumiando ideas y dándole la vuelta a la situación. No estamos muy optimistas”. Iseo & Dodosound: “Nuestra situación no es la peor. Después de 4 años de gira casi ininterrumpida nuestro plan para 2020 era parar y componer un nuevo disco y en ello estamos. Hemos sufrido cancelaciones, como todos los grupos, pero no tantas como la mayoría. La sensación a corto plazo es de pesimismo. Tras un año prácticamente perdido nadie asegura que 2021 vaya a ser mejor. A largo plazo, somos más positivos. La cultura, la música, el arte... siempre ha sido difícil conseguir estar a flote y tener algo que ofrecer y si se ha conseguido una vez, se puede volver a hacerlo”.
Josu Luengo, de Cobra: “Justo en pleno confinamiento pandémico teníamos programada la fecha de lanzamiento de nuestro último trabajo FYRE; estuvimos tanteando la opción de retrasarlo pero ya estaba todo listo y no tuvimos alternativa. Lógicamente todas las fechas de presentación quedaron suspendidas a la espera de poder reubicarlas. Así que hemos tenido que llevar a cabo un lanzamiento y promoción de un nuevo disco sin la vía más importante para una banda como la nuestra, que son los conciertos. Hemos tenido que mantener la promoción en redes sociales, en plataformas digitales y en medios con reseñas y entrevistas, pero claro, donde de verdad se hace ruido y promocionas tu trabajo es en directo. De momento, nuestros planes a corto plazo son seguir promocionando FYRE e intentar reprogramar la gira de presentación. En principio y si la cosa no se tuerce, en octubre arrancaremos con unas cuantas fechas hasta final de año”. Niña Coyote eta Chico Tornado: “Seguimos ensayando y con ganas de tirar para adelante. Nos ha pillado un año más tarde de haber publicado el último disco, y de lo malo, lo hemos podido presentar en buenas condiciones y hacer frente al gasto y a la apuesta económica que supone publicar un disco. Nuestra idea era seguir presentando Aitzstar hasta octubre pero parece que lo vamos a alargar... Desde marzo se nos han caído más de 20 conciertos y de todos los que teníamos cerrados para este verano después del confinamiento solo hemos conseguido tocar uno. Cuando los promotores de los festivales tienen todo listo con todas las duras condiciones que les piden desde los gobiernos y ayuntamientos, les aprietan hasta tener que suspender después de haber trabajado muchísimas horas, hacer publicidad, carteles y poner toda la maquinaria en marcha... Tenemos la sensación de que va a costar mucho darle la vuelta a todo esto y que va a costar volver a lo mismo de antes”.
Arenas Movedizas
Zea Mays: “Como todo el mundo, estamos ante una incertidumbre infinita. Toda la gira de primavera-verano está suspendida y a medida que se van acercando nuevas fechas y propuestas no tardan mucho en anularse. Una pena, estábamos disfrutando muchísimo de nuestro nuevo disco ATERA en directo y ahora con todo esto no sabemos muy bien que hacer. Estamos tristes ya que no se ve un futuro esperanzador para que esto se acabe en breve. Es una putada”.
Jon Agirrezabalaga, ex de WAS y actualmente en Zabala: “Al estar más centrado en la composición y producción mi situación es buena, realmente no dejé de trabajar ni siquiera en el confinamiento. Me ha contactado mucha gente para grabar y producir temas, EPs, LPs... y tengo la sensación de que la imposibilidad de realizar cosas en directo ha empujado a grupos y artistas a centrarse en la composición y grabación. Por otro lado he estado trabajando bastante en bandas sonoras para cortos, documentales, y es otro terreno que por ahora no ha sufrido con esto, aunque las dificultades en cuanto a los rodajes habrán hecho mucho daño en proyectos que echaban a andar en 2020. La única cancelación que he sufrido a nivel personal ha sido el estreno en marzo de Ama Kuraia en el teatro Arriaga, obra dirigida por Maria Goiricelaya para la cual he compuesto la música e iba a participar en directo, y que finalmente se estrenará en octubre”. Eneko Etxeandia, de Lie Detectors: “Nuestra situación es de inactividad total. Hemos ido a ensayar algunas veces desde finales de junio, pero aparte de esos tres-cuatro ensayos que hemos hecho, no hay actividad. Presentamos nuestro disco en febrero de este año y teníamos cerrados alrededor de 15 conciertos por toda la geografía española y alguno en Francia. Cada uno de estos conciertos se ha ido cayendo y los que se han intentado reprogramar han pasado por el mismo trance. Somos un grupo que se autofinancia totalmente y por suerte el disco lo pagamos con el dinero que habíamos ido sacando de tocar en directo, de manera que no tenemos deudas. Muchas de las copias que teníamos preparadas para vender en los conciertos hemos ido vendiéndolas online y gracias a eso, estamos pudiendo pagar el local de ensayo por el momento. El panorama a corto plazo no pinta muy bien… Nosotros tocamos más en garitos/salas pequeñas que en festivales. Más en invierno que en verano. Así que, si no se han podido celebrar cosas en verano, al aire libre, la cosa pinta mal de cara al otoño/invierno. Algún concierto tenemos en los siguientes meses cerca de casa todos (en Iparralde y alguna cosa más), pero se pueden cancelar en cualquier momento. La víspera mismamente. Es un stress andar recolocando conciertos, para que se cancelen una y otra vez. Agotador. Como andar en arenas movedizas”.
Necrosis Inminente
Alex Allende, de Dabadaba y Plataforma de Salas de Conciertos: “El olvido de todo un sector por parte de las instituciones (las culturales y las industriales/económicas) es flagrante, irresponsable y a estas alturas casi diría intencionado. No hay ninguna alternativa, no hay ni un mínimo diálogo ni interés por saber cómo estamos. Se han ido ayudando a casi todas las actividades, pero la cultural, en concreto la musical, y específicamente las empresas del ramo, han quedado fuera de cualquier plan del país. Las sensaciones son de necrosis inminente”. Jorge Perales, de Teknikariok Sindikatua: “La situación en la que nos encontramos lxs trabajadorxs de espectáculos y eventos es de lo más crítica. Como es sabido se han cancelado la inmensa mayoría de eventos y el futuro que nos espera no es muy esperanzador. Estamos sensibilizados con la situación y entendemos que esta crisis sanitaria y social requiere cambios y restricciones pero no vemos voluntad por parte de las instituciones de ofrecer una cultura en vivo segura. Nuestro sector ha estado siempre muy precarizado sufriendo jornadas interminables, sin descanso entre ellas, sin seguridad laboral y con altas en diferentes convenios ya que carecemos de uno propio. Es esto último lo que nos obliga a elegir diferentes altas dadas las peculiaridades y la temporalidad, muchxs somos autónomxs, otrxs funcionan con altas y bajas por trabajo y lxs menos con un contrato en empresa. Por esta razón la gran mayoría nos encontramos en una situación límite sin ingresos ni ayudas. Solo el 13% está en ERTE y cuando estos terminen estarán en riesgo más que real de desempleo. A corto plazo la situación no va a mejorar, los datos de positivos y el bombardeo mediático crea más miedo a programar conciertos y eventos y al público a asistir a ellos. Estamos ya inmersos en una crisis económica que poco ayuda a ser optimista. Esta realidad se nos hace cada vez más desesperante tanto para nosotrxs como para nuestras familias, tenemos muchas preguntas y ninguna respuesta, la principal es si seguiremos trabajando en este sector ya que cada vez somos más lxs que estamos trabajando en otros gremios para subsistir. Estamos hartxs de que otra vez seamos lxs trabajadores lxs que tengamos que pagar las consecuencias de otra crisis, por eso nos hemos autoorganizado creando un sindicato por y para trabajadorxs de espectáculos y desde él hacer frente a esta dura situación. Nuestra paciencia tiene un límite y se está acabando, por eso nos vemos obligadxs a denunciar la situación. Tenemos que sentirnos más unidxs que nunca y demostrar esa unión en las calles para presionar en las instituciones”.
El Virus No se Propaga por las Melodías
La reinvención del sector vendrá condicionada pues por el propio debate y las conclusiones que se planteen. Las soluciones tecnológicas y las economías de escala repercuten sobre la economía y se antoja complicado abstraerse de la nueva normalidad. Actuar en autocines o implantar medidas de higiene en recintos abiertos han podido parchear la coyuntura, pero obvia decir, el problema es de fondo y, vacunas parte, no parece realista creer que las condiciones de los eventos musicales se asemejen a los del pasado año: AC (Travellin' Brothers): “Es un hecho que no han existido contagios en eventos culturales y aun así se limitan y cancelan, es ridículo que un mismo local pueda meter el doble el triple de gente en muchos casos, cuando no hay música en directo, y en cambio en el momento en el que hay un músico en el mismo local, se reduce el aforo, se aumentan las distancias, etc., haciendo inviable cualquier iniciativa. Yo creo que hay que hacerle ver a quien corresponda que el virus no se propaga por las frecuencias ni por las melodías, está claro que hay una demonización de este sector. También deberíamos mirarnos al espejo y analizar si nosotros hemos colaborado a ello, creo que es tiempo de reflexionar y partir de cero para crear un sector potente, unido y regulado, para que esto no vuelva a ocurrir, aunque esto se me antoja difícil, en cuanto esto pase, cada uno volverá a tirar por su cuenta y si te he visto, no me acuerdo...... es lo que hay”.
Iseo & Dodosound: “Los eventos que se han podido realizar, con aforos muy limitados y todas las medidas de seguridad marcan un camino de supervivencia mientras dure la pandemia, pero también tienen múltiples problemas y a veces resultan inviables. Deben llegar las ayudas y se debe escuchar a los profesionales, que se están organizando en iniciativas y plataformas para tratar de buscar esas soluciones”. JL (Cobra): “El sector cultural está siendo claramente uno de los más olvidados por todos aquellos que nos gobiernan, y dentro de la cultura el gremio musical se lleva la palma. Es una situación muy complicada donde la única alternativa es la de seguir haciendo lo nuestro e intentar mirar hacia adelante. Es cierto que para una banda de rock con esta situación los directos se desvirtúan. Es muy difícil generar y retroalimentar esa energía que tienen los conciertos con mesas, sillas y gente sentada. Aun así, no hay otra que hacerle frente y por mucho que no nos guste tendremos que acostumbrarnos a esta nueva situación”.
Plan de Rescate
J. Aguirrezabalaga (Zabala): “Realmente no se me ocurre ahora mismo ninguna solución que no pase por recuperar la normalización de los aforos, y con ello la rentabilidad de los directos. Con la tranquilidad y estabilidad que daría eso se podrían plantear cambios a largo plazo, y ver como recuperar el valor de la música grabada por ejemplo”. E.E. (Lie Detectors): “Las instituciones podrían facilitar la organización de eventos en espacios públicos-abiertos y apoyar a las bandas e iniciativas locales, para que su actividad y la de los técnicos no se pare en seco. Todos sabemos que eso no va a ocurrir pues no parece que haya excesivo interés. Lo cual no se puede entender, más teniendo en cuenta que no ha habido ningún contagio en este sector. Apoyarán a los eventos grandes de cada zona y poco más”.
AA (Dabadaba): “Por un lado podemos tener una actividad igual que tiene cualquier casa de cultura o espacio público: respetando las distancias y medidas de seguridad e higiene no debería haber problema, de la misma manera que no los está habiendo en cines y teatros. Por otro lado, la restricción de aforos que acarrean esas medidas conlleva una reducción de los presupuestos y, por tanto, la posible insostenibilidad o precarización del sector. Esto último debería ser evitado mediante la ayuda de una institución pública cultural que se tenga por tal, que entienda el panorama/escena/industria cultural en todo su espectro y no solo como el conjunto de actividades organizado por ella misma. Además, ciudades como Gijón y Pamplona han mostrado que es posible involucrar a las salas y promotores privados en la actividad pública, ofreciendo conciertos de "apoyo" a aquellas. Son cosas sencillas que, lamentablemente, quedan lejos de medidas como las de Berlín o Reino Unido, con millones destinados a rescatar a un tejido que valoran como parte de su acervo cultural”.
JP (Teknikariok): “Con voluntad política se podría seguir programando, no como lo entendíamos hasta ahora, pero con medidas de seguridad es posible y está demostrado. Y mientras el número de conciertos y espectáculos sea inferior, desde Teknikariok exigimos al Gobierno Vasco un plan de rescate que reconozca las peculiaridades de nuestro sector como ya han hecho con otros, un salvavidas para no hacernos desaparecer ya que nos estamos hundiendo. Como solución proponemos que las partidas de ayuntamientos y diputaciones destinadas a cultura se mantengan en cultura, para solventar los daños creados, para seguir programando o en forma de ayudas económicas. Otra salida que exigimos es incluir la cultura como bien de primera necesidad como ya han hecho países como Alemania al anunciar sus medidas ante la actual crisis. La cultura no es un lujo ni un capricho, debería de ser un derecho. Y a largo plazo estamos trabajando para crear un convenio colectivo donde lxs trabajadorxs de espectáculos seamos reconocidxs, se regularice nuestra situación y terminemos con la precarización sufrida hasta ahora. Las artes escénicas en vivo han de ser así, en vivo. La sensación que se siente cuando estás delante de un grupo de música, de una obra de teatro, o de cualquier espectáculo en directo no se puede transmitir tras una pantalla. La necesidad de sentir ese calor es recíproca tanto para el artista como para el público y en pocas ocasiones esto se puede sustituir”.
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