Y es una buena pregunta, ¿verdad? Pues has tenido veinte años para averiguarlo. Si te sabes la respuesta, enhorabuena, yo creo que puedes darte por afortunada. Veinte años, que se dice rápido, sabiendo uno de los secretos musicales mejor guardados por estos lares. Y tampoco es que hayan estado escondidos en una cueva, no, no son tan misántropos ni tan raros: han hecho sus bolos y han grabado sus discos, que te lo voy a contar ahora. Pero, sí. De alguna manera, en todo este tiempo, da la sensación de que han ido a contracorriente; más bien, a su ritmo, sin importarles una mierda si se perdían o se les perdía la pista, si el mundo evolucionaba, si alguien ahí fuera era capaz de responder a esa pregunta.
Y, como siempre hacen las cosas, sin avisar y sin que nadie se lo espere, les ha dado por celebrar su vigésimo cumpleaños. No vamos a quejarnos, ¿verdad? Al contrario, yo me subo al carro y qué mejor disculpa podía encontrar para venir aquí y, te haga falta o no, intentar contestar a la pregunta. Que ¿quiénes son Los Paniks? Pues…
La gente
Siempre se ha dicho que Los Paniks son un grupo de Barakaldo. Y es que, cuando empezaron, (José Ramón) Rioja vivía en la ciudad fabril y frecuentaba el Eguzki, donde Patxi (López Monasterio) trabajaba de camarero y Maribel (Ortiz de Urbina) ejercía de clienta. Se ve que, hablando de esto y de aquello, descubrieron que les gustaba la misma música, música que, probablemente, no fuera tendencia en el Barakaldo de finales de los años 90. Les daba igual: decidieron juntarse y pasar el rato haciendo versiones de las bandas que compartían. Rioja se caló la guitarra y agarró el micro; Patxi se puso detrás de la batería; Maribel se encargó del bajo. Así empezaron los Panics (que la k vendría luego). Y allí empezaron, en la famosa y ya desaparecida casa de Lutxana, haciendo versiones de los New Bomb Turks y sin pensar en el futuro.
Con el cambio de siglo, se animaron a llevar el proyecto un poco más lejos. En 2001, dan su primer bolo, el que ha dado pie a este aniversario. Tuvo lugar en aquel taller de desengrase de camiones convertido en asociación cultural que fue Etxebeltz Music, en o por Astrabudua. Era diciembre, probablemente haría frío, pero ya estaba montado el lío, el concierto es ahora el hito y a partir de ahí comenzaría a crecer el mito de los Paniks, porque eso existe, aunque a ti te parezca una exageración y a ellos les haga gracia y se la traiga al pairo.
Hubo un corto periodo de tiempo en el que Los Paniks fueron un dúo, adelantándose Rioja y Patxi a las modas de hoy en día, pero, en aquellos primeros años, fueron, principalmente, un power trío; un power trío que aún se recuerda con nostalgia y que, aún con la “c” en el nombre, ganaría el premio a mejor banda invitada en la decimocuarta edición del Concurso Pop-Rock Villa de Bilbao. Era 2002 y acababan de empezar. Unos años después, pasarían a cuarteto, uniéndose al grupo Ainoa (Astiazaran) a la guitarra. Maribel, quien ya había sido substituida brevemente antes por Edu (Uña), dejaría el bajo definitivamente en 2009, debido a una lesión. A las cuatro cuerdas entraba entonces Naiara (Anasagasti), quien ya había coincidido con Ainoa en Stubborn Daughters durante la década de los 90. Sin embargo, Ainoa dejaría la banda por maternidad, y, en su lugar, entraría Igor (Álvarez). Igor ya colaboraba con la banda, pero ahora agarraba la guitarra además de su saxofón. Naiara también tendría que abandonar al ser madre y, en su lugar, entraría David (Sánchez Damián), quien ya era compañero de Patxi en otro proyecto, Dr Maha’s Miracle Tonic. Con el formato a cuatro ya consolidado, se produjo un nuevo cambio, al tener que marcharse Igor a Galicia. Para tocar la guitarra, se unía a la banda Zebu, allá por 2012 o 2013, aunque lo dejaba un lustro y poco más tarde, en el que sería el último cambio en la formación de los Paniks. Sin moverse de la última letra del abecedario, Zala substituía a Zebu, debutaba en El Cuervo de Barakaldo, y ya solo nos queda esperar para ver qué será lo próximo.
La música
Para esto están las etiquetas, creo. No nos gustan mucho, pero las utilizamos. De Los Paniks se ha escrito antes. Y cuando se ha intentado describir lo que tocan, se ha hecho utilizando etiquetas como éstas: garage, punk, hardcore, country-alt, psychobilly, surf… Rawk’n’roll, he leído por ahí. También, a veces, que es algo recurrente, se les asocia con otros y otras que intentaron lo mismo tiempo antes y así se intenta explicar mejor qué música hacen. Mirando por ahí, he visto que, a menudo, se les relaciona con una tradición que regresa hasta el mismo principio y que incluye a gente como Chuck Berry, Bo Diddley, The Kinks, The Sonics, Link Wray, Elvis Presley, The Stooges, Jon Spencer, The Cramps, Billy Childish, The Trashmen, Oblivians, Gories, The Gun Club, Screamin’ Jay Hawkins, Dead Moon, Chrome Cranks... y no sé quién más. Muchos, ¿verdad?
Muchos. Demasiado, igual, cuando, en realidad, es fácil resumirlo diciendo que Los Paniks suenan a Los Paniks. Es más, generalmente, ni suenan, más bien, resuenan, retumban tan alto que es difícil entenderlos y es mejor, simplemente, experimentarlos, dejarse llevar. En lugar de emparentarlos con otros humanos empuñando instrumentos, parece que es mejor recurrir a expresiones exuberantes, porque esa es una constante en las crónicas de sus conciertos y en las reseñas de sus discos, que se hable de su música haciendo referencia al tribalismo, a lo atávico, salvaje, hipnótico, aullidos aborígenes y encantamientos sin melodía, la resonancia primitiva de una música que, en general, se dice eso, creo yo, porque, en inglés o en castellano, con referencias fílmicas o sin ellas, entre estribillos punzantes y tormentas de distorsión, las canciones de Los Paniks son crudas, descarnadas, cautivan y espolean las caderas, buscan el misterio del ritmo, te enredan en las entrañas, azuzan con partes vocales desgarradas y viscerales.
Los discos
En veinte años, Los Paniks han hecho lo que tú siempre sueñas cuando estás en un buffet libre y llega el momento de elegir. Seguro que siempre te imaginas a ti misma, si te cuesta decidirte, poniéndote garbosa y diciendo: “Dos de cada, por favor”. Pues así son ellos y así lo han hecho. Para que todo quede redondo como la coronilla del segundo número natural, han grabado dos de todo en dos decenas de años: dos splits, dos LPs y dos EPs.
En 2003, se estrenaron con el ya mítico y descatalogado “The Panik Kontroversy”. La parte gráfica estuvo a cargo del que luego sería guitarrista de la banda, Zebu. Parodiando, diría yo, más que plagiando el famoso “The Kink Kontroversy” de The Kinks, cuidaron hasta el último detalle, adaptando también el texto de Michael Aldred que iba en la contraportada del disco de los británicos. Y, de paso, adoptando la famosa k. Dentro, metieron catorce cortes, todos en inglés. El disco salió con Biakbat Recordings e incluían versiones de Kip Tyler, Elvis Presley, Dave Diddle Day y el “Fire of Love” de Gun Club, que ya era una versión, y, de hecho, Los Paniks, en la suya, se acercan más al original de Jody Reynolds. Canciones como “Shot Gun Blast” o “Alvarez Kelly” aún forman parte de su repertorio y funcionan perfectamente en directo, aunque ambas hayan alcanzado ya la mayoría de edad.
Un par de años más tarde volvían al estudio para dejar grabados tres temas en un split con otra banda mítica, los andaluces Jesus Racer R’n’R Trío: “Rockandroll 3 – The Dead Tapes” (2005, Music For Panic). De los tres, solo “Rockandroll Save My Soul” era original. “YoungBlood” era una versión de Billy Childish y “El fugitivo de Alcatraz”, su primera canción grabada en castellano, la habían escrito Los Saicos, banda que los Paniks le descubrieron a muchos que, seguramente, ahora lo nieguen.
El siguiente trabajo les llevaría tres años y volverían al formato largo. “Panik Piknik” saldría a la venta en 2008 gracias a Bi Batean Diskak, Music For Panic y El Beasto Recordings. Tenía dentro 16 canciones nuevas. Nadia Barkate se encargó del arte gráfico y fue, además, responsable del primer y único videoclip de la banda, el que usaron para ilustrar una de sus canciones más populares, “El Baile del Karramarro”, que, por otra parte, me sirve para ligar con otra novedad en este segundo y hasta ahora (han pasado ya trece años) último larga duración de los Paniks: para componer, Rioja ya usaba el castellano tanto o más que el inglés. También aquí teníamos versiones. En esta ocasión, de Johnny Powers, Bo Diddley o Chuck Berry. Y también aquí encontramos algunos de los artefactos incendiarios que han usado para inflamar audiencias en los directos de sus últimos años, como “Despierta”, “Avispa” o la ya mencionada danza del crustáceo euskaldun.
Volverían a compartir espacio con otra banda, en esta ocasión, con Fabuloso Combo Espectro, para formar parte de la serie Tribute to The Oblivians que albergaban en Ghost Highway Recordings. La tercera edición de esta serie, el "Tribute To The Oblivians Vol. 3”, salía en 2010, con una versión de The Oblivians a cargo de Los Paniks, el “Ride that Train”, que ellos convierten en “Coge ese tren” al adaptar la canción al castellano, una práctica que repetirían en el futuro y donde se muestran habilidosos y acertados.
Hasta 2016 no volverían a sacar algo. Sus dos últimas producciones son sendos EPs. El primero, “Los valientes andan solos”, sale en 2016 por medio de Music for Panic, Politburo Recording Fiasco, El Beasto Recordings y Discos Banana. Contaba con el diseño gráfico de Itziar Markiegi y, dentro, te encontrabas cuatro canciones: tres originales y una nueva versión, el “Mexicali Baby” de Rio Rockers, aunque su versión quedaba perfectamente situada entre la original y la que hicieron Flat Duo Jets. Todas las canciones se anticipaban con diálogos de la película “Los valientes andan solos”, cuyo personaje principal, Jack Burns (Kirk Douglas), también protagonizaba la portada del disco con un tierno abrazo a Jerry Bondi (Gena Rowlands). Tres años más tarde, en 2019, sacaron un nuevo EP, el que por ahora es su último trabajo, de nuevo con Music for Panic, pero con la nueva compañía de toda una familia, la más parrandera, Family Spree Recordings. Con el título de “Maribel” y el diseño del disco a cargo de la bajista original de la banda, era fácil de entender que sus antiguos compañeros querían rendirle un homenaje. En realidad, era algo que ya se sabía, porque llevaban tiempo tocando en directo una canción con el mismo título y que también se incluyó aquí. Junto a esta, otras tres más, dos de las cuales eran versiones. Esta vez, de Reigning Sound y de Dead Moon. La de los segundos, “Sobre mi tumba”, volvían a adaptarla al castellano y daban otra vez en la diana. En este disco, Josu Urkidi pondría al servicio de Los Paniks su saxofón.
En total, si nos ponemos a hacer números, lo que tampoco tiene mucho sentido, porque estos solo hablan de cantidad, pero nunca de calidad, no deja de ser curioso que Los Paniks, en 20 años, han grabado solo 42 canciones. Vamos, que a dos por año y déjame tranquilo, no me metas prisa. Si tenemos en cuenta que una docena de ellas han sido versiones, pues más caro sale el ingenio y la creatividad. Sin embargo, esto solo ha servido para conseguir que sus seguidores tengan más ganas de material nuevo y que los que les descubren puedan ponerse al día rápido. Al fin y al cabo, si lo piensas bien, es de agradecer: no hay paja. En sus discos, no suele sobrar nada. Y lo que falta, no se puede echar de menos.
Los conciertos
Aunque el ritmo de bolos, por distintas razones, profesionales y personales, me imagino, ha bajado mucho en los últimos años, se puede anticipar que, en veinte, no son pocos los que han dado ni serán baladíes las historias y anécdotas que tendrán para contar. Más aún, viendo con qué bandas han compartido escenario.
En los comienzos, se prodigaron mucho por Euskadi, tocando en gaztetxes, bares, sótanos y desvanes, pero también han viajado por la península (Galicia, Asturias, Madrid, Valencia, Castilla y León, Cantabria…), y han actuado hasta en algún festival. Precisamente, ese es el primer concierto que podríamos destacar.
Allá por 2003, en aquel día de septiembre donde, según las crónicas, Iggy Pop & The Stooges conquistaron Gasteiz, y otras bandas como The Cramps o Jayhawks alegraron el día a los que se reunían en la campa de Mendizabala, también, a primera hora de la tarde, se subieron al escenario del Azkena Rock Festival Los Paniks. Lo hicieron en el formato del trío original, con Igor Álvarez aportando saxos. No sería el único concierto memorable, digno de guardar en las enciclopedias, aunque sea las locales, porque, un año antes, Los Paniks acompañaban a Porco Bravo en su estreno en directo, en el aún añorado Bar Alaska de Barakaldo. Poco después, participaban en el Villa de Bilbao, compartiendo escenario con los Hollywood Sinners y dejando instantáneas tan curiosas como esa en la que se puede ver a Rioja con la chuleta de una letra tatuada en su brazo izquierdo.
Si para ellos es difícil hacer un resumen de todas las experiencias que han tenido sobre un tablado, imagínate para mí. Quizás habría que destacar los que dieron en compañía de los Jesus Racer, o cuando tocaban con Lobo Eléctrico prácticamente cada fin de semana, o su participación en las recordadas Fiestas Demoscópicas que se hacían en Bilbao, donde compartieron el escenario del Antzokia con Nuevo Catecismo Católico y Los Cosméticos en el año 2016 (crónica aquí). Estuvieron muchas veces sobre el tablado de Hell Dorado, pero, para hacerlo resumido y conciso, lo más fácil es recordar los grupos internacionales con los que han compartido faena: Dead Moon, Beasts of Bourbon, Demented Are Go, Jim Jones Revue, Death, Tito & Tarantula, Lords of Altamont... Este último ocurrió, además, en el pueblo, en la sala Edaska, y para inmortalizarlo queda la instantánea con Michael Davis, antiguo bajista de los MC5. En esa misma sala, celebraron su anterior cumpleaños, en 2013, compartiendo escenario con los portugalujos Chivo, para festejar los diez años de la salida del “Panik Kontroversy”.
Su último bolo, sin embargo, fue el tres de enero de 2020, como un regalo adelantado de los Reyes Magos. Lo dieron en el Crazy Horse de Bilbao, durante la primera fiesta Family Spree Recordings en la ciudad. Ahora, casi dos años más tarde y veinte después del primero en Etxebeltz, han vuelto a ensayar porque quieren volver a tocar, otra vez en el pueblo, pero, esta vez, en la sala Mendigo y en compañía de los vallecanos Juana Chicharro. Será, si nada lo evita, el próximo sábado 11 de diciembre.
El futuro
Ya lo decía Gardel, que veinte años no es nada, que febril la mirada, y el resto de lo que cantaba en el tango. Pues los Paniks, igual. Aún tienen la mirada febril. Hipnotizan, mesmerizan, casi diría que abducen. Veinte años no es nada. ¿Y ahora? Los Paniks siempre vuelven, sobre todo, cuando nadie les espera. Sin ponerse nerviosos, se ríen un poco cuando les pregunto por el futuro, pero, luego, muy serios, me aseguran que no, que, de verdad, ellos siguen mirando hacia delante. Quieren seguir a su ritmo, como han hecho siempre, tocando cuando les parece y grabando cuando tienen algo que grabar, sin importarles las modas ni tu opinión. Más allá del bolo de cumpleaños (y lo repito, este próximo 11 de diciembre en el Mendigo Aretoa de Barakaldo, junto a Juana Chicharro), no tienen ningún otro en perspectiva. Tampoco tienen muchas canciones nuevas. Las tendrán. Al menos, se han hecho fotos nuevas recientemente. Y se les ve guapos, sanos y sonrientes. Eso me lleva a creerles cuando dicen que el año que viene grabarán otro EP. ¿Será verdad? Quién sabe. Son Los Paniks. Y… ¿quiénes son Los Paniks? Pues, yo lo he intentado, pero, ¿sabes qué? Mejor que todo lo que te he dicho antes, arruino este artículo con un exabrupto final y te lo resumo así: los putos amos.
La opinión
Porque siempre es buena idea, le he preguntado a los que de verdad saben:
David “Kalbo” (Tiparrakers): “Pues eso, Los Paniks, pues, auténticos, primitivos, salvajes… Es punk auténtico… lo que pasa es que es gente integrista, de zapato, jajaja.”
Manu “El Gallego” (Porco Bravo): “Para mí Los Paniks son el grupo más necesario de la escena en el siglo XXI. Demostraron que no era necesario tocar de la ostia para poder hacer unos temazos del copón, transmitir brutalidad, salvajismo, garaje...”
Mikel Weller (Los Monotonos): “¡¡Dame rock & roll primitivo!!”
Ana Sinclair (Los Retumbes): “Los Paniks son el punk. Son como un puñetazo en toda la cara. Lo eran hace 20 años y lo siguen siendo ahora.”
Char-Lee Mito (Villapellejos, Los Plomos): “Las venas del cuello de Rioja cantando tienen la misma fuerza que Charlton Heston separando las aguas del Mar Rojo. Los Paniks están aquí para apretarte el chaleco salvavidas.”
Asier Redondo (Pomeray): “Los Paniks son salvajes, cavernarios y con un sonido tipo cuchillo que rompe. Tuve la suerte de tocar con ellos y sudé más en su bolo que en el nuestro.”
Tony DevilDog (Family Spree Recordings): “Sonido desnudo, aversión hacia los convencionalismos, devoción por los precursores que abrieron camino y malditismo extremo. Eso son Los Paniks.”
Kañon (Campamento Rumano): “Molan, pero si tocaran menos, serían aún mejores.”
María Medina (Tiritas, Morraia): “Paniks es una pedazo de banda. Su buen sonido no solo lo reflejan en sus discos, sino también en sus directos, con una actitud y una energía increíble.”
Mikel Tuca Raca (Nasti de Plasti): "Me mola su ruidismo, su rollo enfermo, cómo transmiten ese desquicie.”
David Mardaras (David Murders, Surreal Numbers): “Uno de los mejores grupos vascos surgidos en los 90-00s. Buenas canciones, excitantes, salvajes, oscuras, y con sonido, personalidad e ideas propias que transmiten fe en lo que hacen y, en última instancia, en la esencia del rock and roll.”
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