Nin3S
En septiembre de 2019, adelantándose a lo que sería el evento histórico que dejaría paralizado al mundo, y ante el asombro y la incredulidad de toda la industria de la música electrónica y, sobre todo, de sus seguidores Manu retiraba a UNER de la escena. Y lo hacía aupado en lo más alto del escalafón como DJ y productor… en lo mejor de su propia fiesta. En ese momento, los mejores clubs del planeta lo querían contratar -pagando cachés con muchos ceros- para pinchar en sus fiestas más celebradas; los sellos más prestigiosos del mundo se rifaban publicar sus nuevos temas; atesoraba cientos de miles de seguidores en sus redes sociales y era portada de los más relevantes magazines del clubbing planetario.
En aquel momento, nadie entendió aunque muchos especularon erróneamente, por qué UNER, sin aparente previo aviso público, ponía fin a una carrera que le había procurado, por méritos propios, enorme fama, una posición económica fantástica y un apabullante éxito mundial solo al alcance de pocos elegidos. Lo tenía todo y podría haber seguido muchos más años así; pero, de pronto decidió parar. Tras ello, vino un profundo y largo silencio. Casi el olvido. Solo un puñado de amigos y fans, los más cercanos y fieles, se preguntaban entre ellos, en las redes sociales y en los foros de Internet, dónde estaba UNER, a qué se estaba dedicando ahora, qué era de su vida…Era el fin, o eso nos hizo creer.
Años después, en algún lugar de USA, una gran águila americana salía de una cueva, luciendo nuevo y afilado pico, flamantes y poderosas garras y un plumaje a estrenar, tras haber pasado cinco meses recuperándose, curando las profundas heridas que ella misma se había causado, con el fin de renovar su físico y vida, hasta el punto de poder alargarla 30 años más. Tras ello, emprendió un vuelo de renovación, renacimiento y festejo por haber sido capaz de no entregarse a un fin sin capacidad ser principio de nada.
No muy lejos de allí, el músico, DJ y productor Manu García (Lleida, 1977), tras el que se encontraba el artista conocido antes como UNER, en su nueva, feliz y tranquila vida a caballo entre Connecticut y España, dedicaba casi todo su tiempo precisamente a eso: a renovarse para no morir ni en lo artístico ni en lo espiritual y seguir creciendo hasta límites aun no imaginados. Ni siquiera por él mismo. Y, además, había conseguido hacernos creer a todos, propios y extraños, que nada de eso estaba sucediendo.
Durante tres intensos y largos años invirtió parte de lo ganado -y ahorrado- en sus años dorados de bolos por clubs de todo el mundo (dicen, los que más saben del asunto, que fue uno de los pocos dj-tops que no se lo fundió todo en coca y lujos) y de vender miles de copias de sus tracks, en seguir formándose como músico, en abrir su mente a nuevos estilos y géneros, en adquirir nuevos y vanguardistas conocimientos técnicos en las mejores universidades norteamericanas, en establecerse en otros terrenos artísticos como la composición de bandas sonoras, o incluso la producción cinematográfica, en establecer vínculos profesionales con maestros –“los mejores en lo suyo”- que le pudieran enseñar cómo llegar más allá... El principio, de nuevo.
Lo muchísimo aprendido y trabajado, en la oscuridad de un voluntario anonimato y la soledad de su estudio durante aquellos años, tenía una gran razón de ser, planeada ya desde 2017, cuando empezó a escribir tanto esta historia como el nuevo sonido: dar vida y activar este proyecto que ahora presenta, con el que regresa y que da nombre a su nueva etapa: NIN3S. Y es que no hay final sin principio. Y, al contrario.