Llevaba tiempo esperando este disco (en las tiendas el 19 de febrero). Y es que la demo que meses atrás llegaba a mis manos despertaba mi interés por estos ruidosos gallegos gracias a temas como “¿Quiénes son los curanderos?”
Llevaba tiempo esperando este disco (en las tiendas el 19 de febrero). Y es que la demo que meses atrás llegaba a mis manos despertaba mi interés por estos ruidosos gallegos gracias a temas como “¿Quiénes son los curanderos?”. El debut no ha podido ser mejor, en parte gracias a la labor de Carlos Hernández (Mercromina, Standard, Los Planetas...) en las labores de una producción que engorda el salvaje sonido de una banda a la que ya tardaba en echarle el lazo alguna discográfica. Emparentados con El Columpio Asesino, Surfin’ Bichos (Joaquín Pascual colabora en el disco), Pixies, The Jesus & Mary Chain o Stereolab, TAB han sabido mezclar la hipnosis sonora, la distorsión y unas letras de lo más inquietantes, lo que ha desembocado en una feroz declaración de intenciones compuesta por diez canciones más que recomendables. “El himno de la bala”, cuyos tres minutos y medio de absoluta locura se me hacen tan cortos como jugosos avisa de lo que viene. “¿Quiénes son los curanderos?” despeja toda duda acerca de las intenciones de unos TAB que llegan para ocupar el lugar que les corresponde dentro de un panorama musical que acaba de enriquecerse. “El fantasma de la transición” simplemente (¿simplemente?) enamora y “Mal como efecto de mala voluntad” y “Isa vs el partido humanista” compiten en eléctrica demencia con los mejores momentos de El Columpio Asesino más rompepistas. Todos los cortes de este trabajo merecen el status de single. Todos merecen repetidas escuchas, pero por puro vicio, ya que con la primera enganchan. Me encanta mi nueva adicción. Si la producción musical estatal para este año se mantuviera a este nivel, firmaba ya donde hiciera falta.
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