Para celebrarlo, llega a las tiendas una edición de lujo que, además del álbum original remasterizado, incluye numerosas tomas alternativas, cortes inéditos de distinto tipo, réplicas de los dos 7” que se extrajeron del disco original, fotos del grupo tomadas en la época, etc.
Comentamos vía telefónica con Dave Davies esta reedición y, sobre todo, las circunstancias que inspiraron y condicionaron el álbum original. El menor de los Davies, tan destacado en los años sesenta por su carácter indomable como por la controvertida relación que mantenía con su hermano Ray, siempre fue una pieza indispensable para propulsar a la formación londinense, aunque no fuera el principal compositor. Su voz, autorizada como la que más, nos despeja unas cuantas dudas.
Siempre he pensado que el enorme éxito de la canción “Lola” provocó que otros grandes temas del álbum “Lola…” quedaran ensombrecidos y pasaran injustamente desapercibidos. ¿Estás de acuerdo?
Totalmente. “Lola” es una gran canción que llegó en un momento muy bueno para nosotros, pero hay otras grandes piezas musicales en el álbum. “Powerman”, por ejemplo, es fantástica, me encanta y suena genial, incluso a día de hoy. Ahora que hemos estado escuchando otra vez las mezclas y los descartes, hemos quedado bastante impresionados por lo bien que suenan. “This Time Tomorrow” es otra gran canción, que podría haber sido un single, igual que “Strangers”. “Rats” es otro gran tema, muy agresivo… Sí, estoy de acuerdo.
"En la época de este álbum, y eso es algo que también lo hace muy especial, afrontábamos un montón de problemas".
Y no olvidemos “Get Back in Line”, que recuerdo mencionabas en tu autobiografía como un tema muy especial. ¿Por qué una canción tan buena nunca ha entrado en los recopilatorios o en el repertorio de vuestros directos?
Bueno, sí ha entrado en mis conciertos en solitario, porque es muy especial para mí en varios sentidos. Me recuerda a lo que sentía cuando lloraba siendo un niño, porque mi padre no tenía trabajo. Venimos de una familia de clase trabajadora y “Get Back in Line” me recuerda mucho a la familia, al entorno laboral, etc. Mucha música de The Kinks viene de ahí.
Otro pasaje que me sorprendió en tu libro es que te atribuías la autoría de la progresión de acordes de la canción “Lola”. ¿Cómo es posible que nunca se te haya acreditado por ello? ¿Qué dice Ray al respecto? ¿No lo recuerda? ¿Lo niega?
¡Hay tanta música! …y a veces yo contribuía con algunas partes, pero esto no es un concurso, sino el ánimo de ayudar a mejorar las canciones, aportando algo aquí y allá. En esa época, especialmente, yo era feliz simplemente contribuyendo a que las cosas funcionaran. Lo hice en “Lola”, pero también al grabar muchas otras, o al estructurarlas. Siempre he pensado que la grabación es la parte más importante de una canción. Cómo va, por dónde sigue, qué instrumentos y qué complementos se usan…
Donde sí estás acreditado es en “Strangers” y “Rats”, dos grandes canciones. Siempre se te ha reconocido por tu lado salvaje y por aportar un sonido pesado a The Kinks, en contraposición con la vertiente más intelectual de tu hermano Ray, que venía de una escuela de arte. Con “Strangers”, sin embargo, demostrabas que también eres capaz de componer canciones con otro registro.
Sí, siempre he sido ese tipo de persona que tiene que mostrar sus sentimientos e interioridades. A veces tu intuición y tus sentimientos son más importantes y poderosos que el intelecto. Y la canción “Strangers” es, de hecho, un retrato de mí mismo. A la gente le encanta. Va de cómo afrontar situaciones incómodas, superarlas y seguir adelante. Aplica también a circunstancias que hemos pasado en The Kinks. En la época de ese álbum, y eso es algo que también lo hace muy especial, afrontábamos un montón de problemas, como ir a grabar a un estudio distinto, lo que, de hecho, fue una muy buena decisión. O girar de nuevo por América, que era un hito importante, después de haber estado vetados durante unos años.
Has mencionado que fuisteis a grabar a los Morgan Studios como un paso positivo, pero lo cierto es que algo después adquiristeis un estudio propio, Konk. ¿Lo hicisteis porque os sentíais limitados desde el punto de vista técnico?
En esa época era importante contar con un buen estudio. En los Morgan tuvimos al ingeniero Mike Bobak, que era muy bueno y realmente ayudó a que el álbum floreciera. Pero entonces era muy caro contratar los estudios y disponer de ellos mucho tiempo. Fue por eso que pensamos en tener un estudio propio.
"Ray ha dedicado mucho tiempo a buscar demos y material de ese año o más antiguas, como grabaciones de Ray y yo tocando y cantando o, simplemente, conversando".
Se ha dicho a veces que “Lola…” fue un disco de transición, opinión que no comparto, porque de alguna forma parece restarle importancia. Sin embargo, podría estar de acuerdo en que fue un paso intermedio hacía un sonido más amplio, con más teclados, preparando el terreno para la sección de vientos que ibais a incorporar poco después.
Sí, de hecho, el teclista John Gosling se unió entonces a la banda y fue bueno encontrar un nuevo vehículo musical al tocar con él, porque era algo que no habíamos hecho antes. Creo que esto ayudó a la música a avanzar en un sentido positivo. Estábamos madurando, con nuevas fuerzas, nuevas influencias y pudiendo regresar a Estados Unidos, pero también a través de todos los problemas que sufríamos con el negocio, los managers y los derechos de publicación de nuestras canciones. Esto último lo tratábamos en “The Moneygoround”, lo cual es gracioso, porque la canción ridiculiza esa situación, pero también refleja esa amargura y enfado que sentíamos.
Citas vuestro regreso a Estados Unidos, que llegaba después de un veto que duró cuatro años y todavía nadie entiende. ¿Teníais América en mente cuándo componíais y grababais las canciones de “Lola…”?
Conscientemente no, porque también habíamos hecho “Arthur” justo antes y ya habíamos girado en América con ese álbum, lo cual fue importante. Más bien teníamos en mente otro tipo de cambios. Yo pasaba por una época de cambio personal, y de ahí que una canción como “Strangers” fuera más espiritual. En ella, me preguntaba qué estamos haciendo, hacia dónde vamos… proponía que avanzáramos y lo hiciéramos juntos. Eran tiempos interesantes para nosotros y eso se reflejaba en la música. Por eso, simplemente escuchando el disco, puedes saber mucho de la situación por la que estábamos pasando.
Y por eso se supone también que es un álbum conceptual, ¿no?
Lo es. Es un reflejo de lo que pasaba en nuestras vidas durante un periodo de un año, aproximadamente. Desde ese punto de vista, es conceptual.
Me encanta que un disco sea conceptual, en el sentido de que exista un vínculo entre las canciones, pero también que cada canción pueda funcionar por derecho propio y de forma independiente si la extraes del conjunto.
Es una observación interesante y con la que estoy de acuerdo. Me gusta pensar en la música como una continuación. Escribes una canción y ésta estimula la siguiente, como una manera de seguir progresando. No digo que sea una forma de karma, sino más bien una lucha por la libertad. Somos afortunados de que la música sea todavía una lucha que la industria musical no ha conseguido aplacar. La situación actual es realmente complicada, pero hay que intentar ver siempre el lado positivo de las cosas. Algunas plataformas que operan hoy día, por ejemplo, pueden ser una gran oportunidad a nivel creativo.
Lo que vemos estos días también es que abundan las reediciones de lujo, como ésta de “Lola…” que ahora presentáis. Me pregunto hasta qué punto estáis Ray y tú involucrados en el proceso de diseño y selección de contenidos en cajas como ésta.
Estamos involucrados en todo. Ray ha dedicado mucho tiempo a buscar demos y material de ese año o más antiguas, como grabaciones de Ray y yo tocando y cantando o, simplemente, conversando. Tenemos material de cuando crecíamos, grabado en esa cocina en la que pasaba todo. Allí comíamos, llorábamos, reíamos… todo parecía suceder en esa pequeña cocina de Muswell Hill. Era una época en la que estábamos muy influenciados por películas como “On the Waterfront” (“La ley del silencio”, 1954) de Marlon Brando. El mundo del cine y de la música estaba cambiando, estimulando a la gente a salir y expresarse.
"Una de las razones por las que me mudé al campo durante un tiempo fue porque a veces estás un poco harto de encontrarte con gente, de pasar tiempo en hoteles y de tanto viajar".
Cuando entrevisté a Julien Temple en 2009 me dijo que trabajaba en un documental sobre The Kinks, pero finalmente hizo dos, uno centrado en ti y otro en tu hermano Ray (“Ray Davies – Imaginary Man”, 2010; “Dave Davies – Kinkdom Come”, 2011). Me pareció interesante que hiciera esta distinción y os separara en dos documentales. ¿De dónde salió la idea?
En esos momentos teníamos un amigo mutuo en Julien Temple. Nos podría haber puesto juntos en un documental, pero yo vivía en el oeste de Inglaterra, en Devon, cerca de donde vivía Julien, así que a menudo nos veíamos y comentábamos todo tipo de proyectos. Ray y yo hemos pasado juntos gran parte de nuestras vidas, pero aun así somos personas independientes, con nuestras percepciones y opiniones distintas acerca del mundo. Por eso creo que en los Kinks, cuando componemos juntos, emerge un espíritu de banda. También, por supuesto, tenemos influencias e ideas musicales diferentes, algo que se puede apreciar en nuestra música.
Al final, creo que el documental basado en ti quedó mejor, más profundo, mientras el dedicado a Ray parecía más focalizado en promocionar su último disco, el que hizo en colaboración con artistas como Bruce Springsteen o Metallica (“See my Friends”, 2010).
Una de las razones por las que me mudé al campo durante un tiempo fue porque a veces estás un poco harto de encontrarte con gente, de pasar tiempo en hoteles y de tanto viajar. Y estar en el campo te permite reconstruirte, hacer una pausa y reflexionar, pensar en el futuro y en lo que haces (nota del redactor: varias escenas del documental muestran a Dave paseando solo por la campiña inglesa mientras se le escucha siendo entrevistado por Temple).
Seguro que la pregunta que más te han hecho en los últimos años es cuándo va a haber una reunión de The Kinks. Teniendo en cuenta que, después de que tú te recuperaras de un ictus, Ray y tú llegasteis a tocar juntos en vivo una canción en 2015, y a la vista de la situación de pandemia que sufrimos en la actualidad, ¿no fue aquélla una gran ocasión perdida para haber hecho una reunión en toda regla?
Oh, sí, aquélla fue una ocasión muy especial. Y, ciertamente, ahora pasamos tiempos difíciles, pero creo que habrá otras oportunidades u otras maneras de hacerlo. Somos más flexibles y la gente está más ansiosa por disfrutar de música en directo, aunque el público vaya a tener que guardar más distancia entre sí. Pero creo que la música en directo volverá pronto.
Celebro escuchar que eres optimista al respecto.
Tenemos que serlo. Ya lo fuimos en el pasado, cuando crecíamos en Londres. Hablamos de ello en “Village Green Preservation Society”, o incluso en “Arthur”, discos inspirados en nuestra familia y que trataban sobre personajes que pasaban por situaciones difíciles, como la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué haces en estos tiempos de confinamiento? ¿Sigues componiendo y tocando? ¿Quizá alguna colaboración con tu hijo?
Sí, ya hice el disco “Open Road” en 2017 con mi hijo Russ. Ahora vivimos tiempos interesantes para escribir canciones y voy trabajando en algunas ideas. Hay que seguir adelante.
Estando en Londres tuve la oportunidad de visitar Muswell Hill y estar frente a la ventana de la habitación donde tocaste el riff de “You Really Got Me” por primera vez. También en el pub de enfrente, el Clissold Arms, donde Ray y tú debutasteis en público y tienen una sala dedicada a los Kinks. ¿Todavía pasas por allí de vez en cuando?
Oh, sí, a veces. Tengo grandes recuerdos de aquello. Fuimos muy afortunados. No teníamos dinero cuando éramos niños, pero sí la unión y el apoyo de la familia, con nuestras hermanas mayores, nuestros padres, tíos… me trae muy buenos recuerdos haber crecido allí.
¿Sigues al Arsenal como entonces?
Sí, veo los partidos por televisión. De repente, somos buenos otra vez. Creo que Arteta tiene bastante del espíritu del Arsenal. Un poco como George Graham o Arsene Wegner, referentes que, además, son muy buenos tipos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.