Aceptemos que no están pasando por su mejor momento ni creativo, ni de popularidad, que su concierto en Madrid resultó de lo peor visto en meses, y que a las chicas se las ve ya bastante deterioradas físicamente. A partir de ahí esperábamos una actuación menos inspirada de lo visto aquella noche. Minutos antes Amphetamine Eaters (catalanes y en Outline) intentaron desplegar en la medida de lo posible su hardcore/punk, solo que veinte minutos no dan para mucho (Pussycats habían sido expulsadas de la gira tras cierta confrontación con las estadounidenses). Por tanto, L7 se enfrentaron a un público aún en forma y entregado como pocos. De ahí que, desde la inicial “Andres”, sus canciones no dejasen de ser coreadas (especialmente éxitos como el inolvidable “Monster”, aunque incluso las piezas de “Slap Happy” obtuvieron una excelente respuesta). Aún así, las chicas demostraron más fuerza que maña, arremetiendo sus propias con una parquedad que las haría sonar incluso más crudas de lo esperado.
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