Que no. Que mira que tengo ganas de ver a Kiko Veneno, pero es que no puedo con mi alma. -Anda, hombre, que estamos a miércoles. -Sí, pero no sabes la semanita que llevo. Estoy hecho picadillo y... -Venga, tontalán, que un concierto de Kiko es mano de santo para todos los males que conoce el ser humano ibérico. Seguro que tocará todos los temazos, empezando por "Lobo López", siguiendo por "Memphis Blues", "Los delincuentes", "Dime A" (incluida dentro de su "campaña por la alfabetización de la juventud"), "Veneno" y acabando con un "Volando voy" en plan "intimista" y a capella, aunque luego a todo el mundo le dé por vocear junto al del pelo blanco. –No sé, no sé. Va a estar petado hasta la bandera, que es en Moby Dick. –No te lo niego, pero te vas a pegar una "pechá" de cantar que se te va a olvidar todo. Si además el tío está ahí tomándose su cubatita, haciendo coñas y soltando esas frases que son pedacitos de sabiduría, como "Las flores del campo no quieren maceta" ("Estaba lloviendo") y que te recuerdan que sin el riesgo no hay alegría en esta vida. –Bueno... –Y cuando se arranque a tocar el pito carnavalero como si fuese un saxo en una pedazo de versión de "Lo que me importa eres tú". –Hombre, visto así... –Y lo a gusto que vas a dormir después, ¿eh? –Ya, eso también es verdad.
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