Se resolvió el misterio y con él desapareció la magia. El producto de Jungle, que jugaba con el anonimato, y los lanzamientos inesperados, finalizó su recorrido cuando XL Recordings decidió tomar las riendas. A estas alturas, todo el mundo sabe que Josh Lloyd-Watson y Tom McFarland son las cabezas pensantes de esta parafernalia funky. Estos músicos con sangre pop decidieron cambiar de rumbo hasta llegar al lanzamiento de su álbum debut y, como recién salidos de la vieja escuela, “Jungle" está repleto de eso, de un intento por conquistar nuevas fronteras. Una búsqueda entre el rnb de los 60’s, el funky de los 70’s, que cuesta relacionar con sus jóvenes rostros blancos de niños de papá. “The Heat”, “Platoon”, los inicios fueron buenos. Sin embargo, un año después, se ha producido el estancamiento y toda esa fusión que prometían ha acabado convirtiéndose en simples amagos (como la puntada disco que muestran en “Crumbler”). El resultado final, la creación de un debut monótono, de bases repetitivas, nada originales, y temas que poco aportan a la escena del modern soul actual.
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