Sueño de una noche de verano
ConciertosJello Biafra

Sueño de una noche de verano

8 / 10
Tomeu Canyelles — 16-09-2015
Fecha — 06 septiembre, 2015
Sala — Sa Possessió, Palma de Mallorca
Fotografía — Lluís Terrassa

El patio interior de Sa Possessió –una casa señorial del siglo XVII en las afueras de Palma– fue el insólito marco para el concierto de uno de los personajes más decisivos que haya dado nunca el hardcore-punk.

Con su segunda visita a Mallorca, Jello Biafra cierra un círculo poco menos que histórico: fue él quien descubrió al público americano la existencia de un grupo mallorquín llamado Cerebros Exprimidos. Disueltos a finales de los noventa, revivieron hace pocos años bajo el nombre de DX-Cerebros: Jaume Triay, su único miembro original, encabeza una nueva formación que revivió con eficacia los grandes clásicos de la que, sin dudas, fue la mejor banda local de su generación.

La suya fue una obertura memorable antes de que el músico norteamericano realizara una aparición espectacular descendiendo socarronamente la escalinata de Sa Possessió. “The Brown Lipstick Parade” se encargó de abrir un repertorio compacto, sin apenas altibajos, cuyo sonido fue más claro que el de la banda telonera. Dieron lo que se esperaba de ellos, e incluso más: actitud, discurso, simpatía y, en el caso concreto del propio Biafra, una energía desbordante: hablamos de un personaje de cincuenta-y-muchos años cuya presencia escénica a base de contorsiones, muecas y aspavientos hace justicia a su leyenda musical.

Con un castellano más que decente, introdujo sus canciones con arengas contra el Partido Popular, la manipulación informativa, el racismo y las grandes corporaciones empresariales (“Ellos y los gobiernos son los auténticos terroristas del planeta”, dijo). Ejecutaron con efectividad cada canción, dispersando a lo largo repertorio hasta cinco clásicos de Dead Kennedys; curioso, pero canciones tan recientes como “New Feudalism”, “Road Rage” o “Panic Land” empiezan a sonar deliciosamente clásicas.

Volvieron a meterse al público en el bolsillo. Su entrega, la magia del lugar y decenas de personas coreando al unísono los estribillos de “Nazi Punks Fuck Off”, “Kill The Poor” o “Holidays In Cambodia” hicieron real el sueño de una noche de verano.

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