A las cuatro de la mañana, un cuerpo de seguridad vino a pedirle que pusiera fin al concierto tras cinco horas. Albarn animó a la audiencia a seguir cantando para no tener que cesar su actuación, hasta que finalmente seguridad se lo llevó literalmente en brazos, mientras la gente no dejaba de cantar “Should I Stay Or Should I Go?”.
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