Aunque discos como el reciente “Greenland” o, sobre todo, “Forever”, no logren poner de acuerdo a los seguidores de Cracker, lo cierto es que sobre un escenario, y con la complicidad de audiencias reducidas en número pero sumamente fieles, el binomio David Lowery – Johnny Hickman sigue resultando infalible. Así quedó corroborado en su segundo envite barcelonés (casi tres años después del debut en la ciudad condal), en un concierto en el que su particular rock americano de pura cepa volvió a acompañarse de una energía tan magnánima como contagiosa. Vamos, que cuando a Lowery le da por pisar el acelerador -convenientemente respaldado por la clase de Hickman y sus rotundos solos de guitarra- Cracker siempre se reivindican como una banda excepcional en lo suyo. Lástima que no disfrutaran de más minutos para saciar totalmente a sus fans (debido a las limitaciones impuestas por la sala), sobre todo teniendo en cuenta que en la recta final, gracias a composiciones tan loables como “Low”, “Guarded by Monkeys” o su guiño más descarado al country, “Lonesome Johnny Blues”, ya habían hecho olvidar algún pequeño altibajo anterior. Por otra parte, entre las canciones damnificadas por la falta de tiempo se encontró “Euro Trash Girl”, la que curiosamente inspiró el nombre de la formación telonera en su gira española. La evidente conexión entre la banda valenciana y la cabeza del cartel, con todo, no logró que los asistentes conectaran con su música. The Freewheelin’ Tornados, en cambio, y a pesar de gozar de apenas veinte minutos, arrancaron generosas ovaciones de los asistentes con temas que formarán parte de su segundo –y muy prometedor- trabajo.
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