“¿Pero vas a escribir de ellos bien o mal?”, me pregunto un joven de Southampton -o algo así- tras enterarse de que soy periodista -o algo así- y que estoy en Manchester para ver en directo a The Ting Tings, grupo en el que su discográfica ha puesto un montón de esperanza. Aquí ha venido la plana mayor de Sony, gente de toda Europa. Kattie White y Jules De Martino han jugado esta noche en casa: The Islington Mill es la fábrica ocupada que les ha servido como base de operaciones y todos los asistentes les adoran, así que por un momento temo por mi integridad física.
"Más que una banda The Ting Tings empezaron como un evento" |
Cuando pienso en Manchester pienso en Mark E. Smith y no quisiera que nadie remotamente parecido con Mark E. Smith me patee el culo. Así que le digo que aún no lo sé, que en realidad es cierto porque no tengo nada claro que responder a eso. Incluso ahora sigo dándole vueltas. Yo y el resto del mundo -al menos aquella parte del mundo interesada en la cultura pop y la música. ¿Molan o no molan The Tings Tings? Los antecedentes. Antes de formar The Ting Tings De Martino y White habían trabajado juntos en un proyecto anterior, Dear Skeemo, que fichó prematuramente por una multinacional aunque todo eso acabaría en agua de borrajas. La clásica historia. Quien te ha contratado desaparece de la noche a la mañana y el que viene a sustituirlo no confía en ti. “Fue algo traumático”, explica Jules De Martino. Habla un castellano perfecto. Su padre vive en España. Pero de todo eso me entero al final de nuestra conversación. Por ahora la charla discurre por los orígenes de su nuevo grupo. “Nos sentimos invisibles y cuando rompimos con la discográfica también un poco sucios, como material de segunda mano. Kattie era realmente joven y fue muy duro para ella. También para mí. Cada uno del grupo tomó su propio camino. Fue difícil reunir la fuerza para emprender un nuevo proyecto. Era como un paso atrás, pero lo cierto es que aprendimos a hacer las cosas para nosotros mismos”. The Ting Tings nacieron en The Islington Mill. Kattie White y Jules De Martino empezaron a organizar ensayos/fiestas en las que improvisaban buena parte del material en directo. “Montábamos fiestas conmigo a la batería y Kattie a la guitarra. Acababa de empezar a tocarla, así que se puede decir que ha aprendido a tocarla sobre el escenario. Llevábamos loops pregrabados y la historia era pinchar música hasta la seis de la mañana y emborracharse. Así que más que una banda The Ting Tings empezaron como un evento”. Ahí es cuando uno escucha “We Started Nothing” y ve el resultado lógico de esas noches: canciones frescas, inmediatas y sin complicaciones en las que encontrarás trazas de casi cualquier cosa que puedas imaginarte que suene efectiva y moderna -lo que se supone que es moderno, claro. “Con cada evento las canciones estaban más definidas y empezamos a sonar como una banda. Fue nuestra manera de superar la frustración”, explica. “Hay un montón de energía en la manera en que producimos, en las voces y a la vez se trata de melodías pop. Algunas de las letras son algo oscuras, incluso, quizás reflejo de la situación por la que pasamos. ´That´s Not My Name´, por ejemplo, habla de esa sensación de invisibilidad. Escribimos sobre lo que sucede en nuestras vidas, así que no sólo hay temas optimistas y divertidos”. Esa noche en Manchester The Ting Tings ofrecieron apenas treinta minutos de showcase. El público parecía entusiasmado. A la salida del concierto me compré el siete pulgadas de “Great DJ”. Probablemente sea el mejor corte del álbum, junto a la ya citada “That´s Not My Name” y “Shut Up And Let Me Go”, tema utilizado semanas antes de la publicación del álbum en Estados Unidos para un anuncio de Apple. Y allí los tienes. The Ting Tings son la clase de grupo que te gusta aunque no quieras que te guste, que bailas aunque los aborrezcas. Así que no hay salida. Puedes resistirte, pero como que va a ser inútil. Aunque todos parezcamos tener claro que no lo tenemos nada claro, The Ting Tings seguirán vendiendo discos y nosotros, a falta de una respuesta, bailando y sintiéndonos un poco más sucios por dentro.
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