La reina del flúor
EntrevistasM. I. A.

La reina del flúor

Xavi Sánchez Pons — 30-10-2007
Fotografía — Archivo

Ha costado pero al final lo hemos conseguido. Tras mil y una gestiones y algún plan de entrevista fallido, MondoSonoro ha podido mantener una charla con una de las artistas más avant le letre de la actualidad. M.I.A. nos cuenta lo que hay detrás de “Kala” (XL/Popstock!), uno de los discos de este 2007.

Around The World
El sufrimiento ha valido la pena, y esta entrevista que ha tenido en vilo a la redacción de MondoSonoro hasta bien entrado el mes de octubre, bien vale la portada a pesar de su tardanza (“Kala” se editó a finales de agosto de este año). Mathangi "Maya" Arulpragasam, nos atendió vía teléfono antes de iniciar una gira que le llevará por parte de los Estados Unidos y la práctica totalidad del Reino Unido. Y le preguntamos por casi todo lo relacionado con un segundo disco que no ha hecho sino superar los logros de “Arular” (XL/Popstock!, 05), un debut que ya dejaba bien a las claras la personalidad de una artista muy por encima de todo el hype que la rodeó y de la atención de las revistas de tendencias más cool con ganas de apuntarse el tanto. Con “Kala” (disco titulado con el nombre su madre. “Arular” hacía referencia a su padre), y una vez pasado el impacto inicial, M.I.A. supera todas las etiquetas imaginables (el dancehall, el electro, el hip hop o eso que llamaron grime se le quedan pequeños), para construir un discurso propio que se aleja años luz de todos sus coetáneos.

Un nuevo discurso surgido de la dificultad, de las ganas de complicarse la vida, de la voluntad de arriesgarse, vamos. Gran collage de todo lo que se cuece ahora mismo en el mundo, “Kala” nace con una voluntad internacionalista que está en la misma génesis de su grabación. Liberia, Trinidad, India, Australia… son sólo algunos de los lugares donde ha tomado forma el segundo asalto de M.I.A. “La verdad es que todo se debe a que no me dieron un visado para entrar en los Estados Unidos (en un inicio una gran parte de “Kala” iba ser producido por Timbaland). Así que me vi casi obligada a viajar. Y aunque cabía la posibilidad de grabarlo las Islas Británicas, decidí que lo mejor para mí era estar en movimiento, tomarme el disco como si fuera un reportaje, visitar diferentes partes del mundo y dejar que se enriqueciera con todas esas experiencias. ‘Arular’ lo grabé todo en Inglaterra, así que era el momento de hacer algo diferente”. ¿Fue fácil grabar el disco en esas condiciones? “La verdad es que no. Una vez me robaron todo el equipo, y tuve que comprarlo de nuevo. Fue como recibir una patada en el culo. Otra, unas hormigas ‘atacaron’ mi ordenador en la India. En esa época estaba sola y no tenía un manager que se encargara de todo. Fue una apuesta arriesgada, con unos medios un poco pobres… Pero al final ha valido la pena”.

De todos esos problemas, de las ganas de mantener los oídos abiertos a todo, del espíritu de superación, surge un disco con ganas de hacer trizas todas las fronteras musicales de la forma más natural posible: mostrando una falta total de prejuicios, y dando rienda suelta a todas sus filias musicales. Si a eso le suman la capacidad que tiene la cantante de origen tamil de sumir en una aureola cool a todo lo que toca, no debería extrañarle a nadie que ahora sea capaz de clavar en medio de ritmos hindúes el “Roadrunner” de The Modern Lovers, o jugar con el “Where’s My Mind” de Pixies a su antojo, con resultados sorprendentes y geniales. “’Roadrunner’ siempre ha sido, sino la canción, una de mis canciones favoritas, y Pixies me encantan. Mis canciones preferidas de ellos son ‘Gigantic’ y ‘Where’s My Mind’. Está última canción me parece especialmente buena. Me encanta como la utilizaron en ‘El club de la lucha’. Me parece que es la canción más grande que tienen. Y si tienes que escoger uno de sus temas para darlos a conocer en otras partes del mundo en que ignoran sus discos, esa es la canción. Los chavales africanos escuchan 50 Cent a todas horas, así que lo mejor que puedes hacer para introducirles en la música indie es poniéndoles el trozo de una canción que es maravillosa. Lo misma pasa con los chavales de la India. ‘Bamboo Banga’, es una mezcla de música hindú con el ‘Roadrunner’ de The Modern Lovers, y es una buena manera para que empiecen a escuchar música que queda lejos de sus referentes. Para componer esa canción me inspiré casi de forma inconsciente en esa famosa demo de los Sex Pistols donde versionan el tema de Jonathan Richman. Hay un momento en que Johnny Rotten se olvida de la letra y se la empieza a inventar. Quise hacer algo parecido”.

Tras leer esto, ¿alguien se atreve a definir el “estilo M.I.A.”?, ¿a etiquetar un sonido que quizás pide una nueva entrada en el diccionario? A toda la suma de mimbres que construían su debut (dancehall, electro, hip hop…), hay que unirle ahora una sensibilidad indie, unos guiños a la world music que da menos grima, y unos homenajes directos al universo Bollywood que la vio crecer (la banda sonora de “Disco Dancer” en ese rompepistas que es “Jimmy”; de la de “Dalapathi” en “Bamboo Banga” o de la de “Jayam” en “Birdflu”). ¿Qué tal si le preguntamos a M.I.A. que piensa de ello? ¿Es capaz de definir su música? “Es difícil definir tu propia música, ponerle etiquetas. Ahora hay un tipo de música electrónica que utiliza elementos de la música brasileña, de la africana, que mezcla muchas cosas… Es una especie de nuevo movimiento que ahora está surgiendo. Igual hay que buscar una nueva definición para ese género. El término de ‘world music’ es muy serio, y muchas veces se refiere a algo aburrido. Mi música no es tan seria, y desde luego no es aburrida, así que no me siento muy cercana a ella”.

Fight The Power
Llegados este punto de la entrevista se deben de preguntar por qué aun no hemos tocado uno de los puntos que convierten a la cantante londinense en algo más, y que han caracterizado una propuesta que también puede ser disfrutada sólo desde la parte más bailable, fresca y jovial, en algo con un poder extra que quizás pueda cambiar algunas realidades. A eso vamos. El compromiso político tiene un peso importantísimo en la obra de M.I.A. Su origen Tamil, una minoría étnica afincada en Sri Lanka y que ha sido perseguida sistemáticamente por la mayoría cingalesa que vive en la isla, le ha marcado desde bien pequeña. Esa situación le obligó durante muchos años a llevar una vida de refugiada, ya que su padre (que se mantiene desaparecido) fue uno de los impulsores del movimiento de liberación Tamil, surgido a principios de los ochenta. En pleno 2007 nuestra entrevistada se ha convertido en el altavoz del conflicto. “Me gustaría que el mundo no fuera tan complicado, ¿sabes?. De donde vengo, Sri Lanka, hay un genocidio sistemático y está muriendo mucha gente. El moviendo Tamil no puede salir del país para explicar lo que está pasando, ni siquiera la prensa puede. El gobierno controla toda la comida, los servicios básicos, la población se está reduciendo… Cuando hablo de estas cosas siempre me meto en muchos problemas, y más ahora, que la gente entra en Internet y empieza a llamarme de todo porque soy Tamil, pensando en mí como si fuera una terrorista. Intentan intimidarme, amenazarme cuando yo lo único que hago es intentar aportar luz sobre una realidad. Intento denunciar lo que está pasando, y luego, si quieres saber más y eres listo, te informarás, y descubrirás más cosas por ti mismo. A pesar de que siempre que abro la boca para hablar sobre este tema hay problemas, me siento obligada a hacerlo porque no hay nadie más en el planeta que lo pueda hacer”. Uno de los contratiempos más sonados relacionados con sus inclinaciones políticas fue la denegación del visado para entrar en los Estados Unidos, un hecho que truncó la posibilidad de que Timbaland produjera varios cortes de “Kala

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