Su pasado fue grande. Matizo: estuvo hecho de grandes momentos. Menos no se podía esperar de unos juguetones de lo más traviesos. Es por eso que once años después de su adiós su repertorio aún reluce y explosiona en nuestros sentidos. Y aun más si, aprovechando una reunión que se suma a la de muchos de sus colegas, se sacan de la manga una retrospectiva y de entrada nos ponen la miel en los labios con un inicio de quilates como “Gold Soundz”, la canción más emocional de un segundo disco, “Crooked Rain, Crooked Rain” (1994), en el que a pasos agigantados la madurez sacaba cabeza al amateurismo impulsivo y alocado de “Slanted And Enchanted” (1992).
En conjunto, fueron sus dos cumbres creativas. Y así ellos lo atestiguan, siendo éstos los que más peso tienen en una historia resumida en veintitrés derroches de vida. Y de sus cinco álbumes también atestiguan que el último “Terror Twilight” (1999) puede que para ellos también sea considerado su obra menor, incluso por detrás del a medio gas “Brighten The Corners” (1997), porque sólo incluyen “Spit On A Stranger”.
El resto, grandes himnos efusivos del pop independiente de los noventa como la detonante “In The Mouth A Desert”, las delirantes “Unfair” y “Embassy Row”, las coreables “Trigger Cut” y “Cut Your Hair”, las deliciosas “Range Life” y “Here” o la emocionante y perfecta “Shady Lane”. Lo demás, revívelo por tu cuenta que aquí te lo sirven en bandeja de plata incluso recuperando Ep’s como “Perfect Sound Forever” (1991) con su rabioso “Debris Slide” o su “Box Elder” como único testimonio de “Slay Tracks (1933-1969)”, el inicio de una eterna juventud allá por el año 89. Podría ser más completo y a gusto de cada uno pero aquí hay infecciosas locuras por las que muchos aún seguimos siendo unos tremendos niños.
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