Duat

En su nuevo paso al frente Israel Marco y Daniel Domínguez se explayan a fondo con visionarias y profundas travesías por el desierto. Convierten su música en un enigmático eco del vacío y de la soledad; telón de fondo de interminables millas y millas de llanuras y dunas. Bajo nuestros pies hay un cielo inferior por dónde el dios solar Ra viaja en barca del oeste al este durante la noche, atravesando así sus regiones oscuras. Este limbo, que aquí se nos aparece tan espectral e inquietante, es al que la mitología egipcia llamaba “Duat”, el inframundo del que Osiris era dueño y señor. Y justo este es el Más Allá que el dúo barcelonés invoca en su nueva aventura, pisando un terreno repleto de espejismos. Más árido que su estreno largo de hace dos años; uno de los debuts estatales más maduros de la década pasada. Pues bien, siendo más arisco, este nuevo trabajo, con sólo tres temas que suman casi media hora, es mucho mejor. Sí, es mucho más denso porque tiene más profundidad y más espesura, y lo que está claro es que el dúo ha crecido abismalmente en interpretación y sobre todo en conseguir mayores texturas sugestivas con regusto al mediterráneo. Ya no proyectan ni resto de la luz que se asomaba antes. Aquella calidez apenas aparece, todo es más tenue, aunque en “Sombra y mar” y “Último silencio” le canten a la luz como fuente vital y de destrucción.