Tras haber aparcado temporalmente la aventura con Silencio Oso, Pablo G. Díaz, responsable de la plataforma Pauken, se embarca en un nuevo proyecto, Pablo Und Destruktion, que de momento se traduce en dos vídeos alojados en Vimeoy grabados en Asturias y Cantabria, al que pronto seguirá un tercero, en este caso con Berlín como escenario. La suya es una propuesta inclasificable que nace de la música, pero en la que la imagen juega un papel decisivo: “Quería expresar todas las contradicciones que me fuera posible, y necesitaba imágenes. En ‘Du bist el sol’ me gustaba cómo chocaba el texto con el ruido, pero si le añadía una danza de la que aparecía el mal quedaba todo más frondoso”, comenta el protagonista de esta historia que tiene su base en Madrid para avanzar sin un destino escrito de antemano: “Los vídeos son bastante improvisados, aunque partamos de una idea previa. En ‘Nadie quiere el Rey Pelayo’ quedé con Tilo Martín [el director] en un bar en el puerto industrial de Gijón y estuvimos hablando de lo que íbamos a hacer. Al volver pasamos por la central térmica de Aboño, el ruido que hacían las máquinas era muy raro, parecían violines. La luz era buena y el sitio también, así que cogimos nuestros bártulos y grabamos en media hora. El vídeo de Berlín fue algo parecido; coincidió que Daniel Goldmann, el batería de Silencio Oso, estaba allí de vacaciones. Pedimos una cámara a un amigo y nos fuimos a grabar encima de siete mil soldados soviéticos que están enterrados en Treptower Park”. El resultado es un rock extraño desde su concepción, las canciones de un “singer songwriter” primitivo y en pie de guerra: “Lo industrial juega un papel importante. Nací en Asturias y siempre he visto a hombres trabajando el carbón, el acero o la madera. Ahora soy de una generación que ha perdido el trabajo y ha perdido la hombría, así que hago por recordarlo”. Y continúa explicándose, esta vez por la vía de la comparación: “Toco yo solo. No tengo banda ni tampoco amigos, así que es una versión más desnuda, rabiosa y asocial. Silencio Oso tuvo un punto bonito y sereno que se volvió incompatible con mi día a día. Me apetecía chocar con el público en los conciertos y poder improvisar en función de lo que me diera el recio espectador patrio”. Entre tanto, madura un próximo proyecto con el nombre de Duelo (él se encargará de los textos y la escena, mientras que Javier Bejarano asumirá la parte musical) y añade que, aunque no a corto plazo, la idea de sacar un disco también está en el futuro de Pablo Und Destruktion: “No es prioritario, pero algo haré. Ahora tengo mi estudio en casa y estoy produciendo a buen ritmo, así que en unos meses autoeditaré algo con Pauken”.
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