La escapada
EntrevistasOrlando

La escapada

José Durán — 11-07-2003
Fotografía — Archivo

Alfonso Pozo (guitarras) y Ana Béjar (cantante) son la dinamo que propulsa la carrera de Orlando desde sus primeros días. Con pasado ruidoso (en los días del pretérito indie hispano en Usura) y con tablas en todas las orillas del negocio, las opiniones de ambos coinciden, discrepan y se complementan al referirse a "Grand Silence", una segunda creación con regusto a noches en vela y aspecto taciturno. "Lo que buscamos es hacer canciones pop, con estribillos y estrofas. Lo que pasa es que a veces se nos va un poco de las manos. Básicamente, intentamos que el formato sea tradicional aunque intentemos recrear ambientes" (Alfonso). Una ambivalencia reconocible a lo largo de todo el álbum -desde la instrumental "Roulette" hasta la rítmica "Yet To Come" en el cierre- debida a un planteamiento previo que no desestima el valor de los hallazgos casuales y las imperfecciones naturales enmarcadas en una escena, aunque pueda resultar contradictorio, ensayada.

"Mucha gente coincide en decirnos que hay un cierto sonambulismo, nocturnidad, un aire misterioso..."

"La intención es que esté muy preparado, pero que conserve la naturalidad y la espontaneidad, aunque no sean tales. De hecho, hay pequeños accidentes que se quedan, una inflexión de voz no correcta, un no sé qué que está demasiado fuerte... pequeñas pinceladas que dan encanto" (Ana). La grabación, realizada codo con codo entre el grupo y Javier Ferrás excepto "Farewell" y "Yet To Come", producidas por Tony Doogan y previamente publicadas en un Ep enseña una voluntad de escapar de la primera línea de fuego -"Nos llegamos a cansar del sonido tan tremendo, tan tempestuoso y queríamos calmarnos, estudiar un poco más el sonido. Ha sido una huida planificada"- y de acogerse al más por menos, sin renunciar a todos los ornamentos -steel guitar, violín, cuerdas o piano- que la canción precise pero sin perder las señas de identidad. "Hay dos cosas invariables: el tipo de sensaciones que transmiten las canciones, esa cierta melancolía, aunque las vistamos con un formato u otro; y la voz de Ana, que da unidad a lo que hacemos". Ella, dueña de una garganta grave y atemperada, descarta pensar que el disco sólo afecta en una dirección a quien lo escucha -"El disco puede despertar muchas sensaciones y emociones, es lo que intentamos provocar. Mucha gente coincide en decirnos que hay un cierto sonambulismo, nocturnidad, un aire misterioso... cuando nosotros no nos hemos planteado eso"-, mientras él, cambiando de asunto, reconoce confiar en la prensa musical para aflojar el bolsillo tanto como desdeñar las inevitables y harto frecuentes comparaciones empleadas por ésta, según cual sea su perspectiva. "Es odioso desde el punto de vista del músico pero desde el punto de vista del lector es bastante ilustrativo. Muchas veces compro discos por lo que decís y si llenáis dos páginas con poesía seguramente no me entere de a qué suena el grupo".

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