Más cercanos al espíritu de “Tributo a The Cure” (El Diablo, 05) -donde releían "A Night Like This"- que a su ópera prima, “The Last Imposible” (Zero, 02), los catalanes han redireccionado sabiamente su rumbo. Atrás, aunque no desechado del todo, ha quedado ese sonido entre progresivo y emo, donde se atisbaban barruntos de At The Drive-In o A Perfect Circle.
De hecho, su segundo largo –“About Useless Needs” (Zero, 2004)- abrazaba un pop insolente y con cierto deje arty en el que se adentraban como cimarrones salvajes. Y a pesar de que "Pink Glance" o "Emphasis" disfruten de la indolencia de unos Arctic Monkeys en estado de gracia, no se han permitido abandonar así como así su vena intrincada y enemiga de lo previsible. "No Time Is Over" o "Dancing Woman" todavía son deudoras de su pasado prog-rock, mientras que "Whenever", con barnices de la Gran Manzana de Tom Verlaine, remite a The Strokes. Las vibrantes "Rhythm Delight" y "Let Me Flow" brillan como un optimista arco iris a lo Buzzcocks. La nota discordante, pero nada insípida, es la balada acústica "A Call In The Room", una pequeña licencia entre la adrenalínica alta costura.
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