11th Past The Hour
Discos / Imelda May

11th Past The Hour

6 / 10
Toni Castarnado — 19-04-2021
Empresa — Universal Music
Género — Pop

Imelda May está hecha un lío. No sabe qué hacer con su carrera musical. Y aunque el paso que dio con su anterior disco, abandonando el tupé y cualquier otra seña asociada al rockabilly, fue acertado y hasta necesario como signo de renovación, ahora se debate entre dos aguas. Lo evidencia un disco como este “11th Past The Hour”. Da la impresión de que le apetece seguir el camino más sereno con aire a pop sesentas, manteniéndose en la senda de Dusty Springfield o incluso Nancy Sinatra. Estando de acuerdo en que esa transición no va a convencer a todos sus seguidores, sí debemos aceptar que la seneridad que muestra en todo momento hace crecer su trabajo. En todo caso, Live, Love, Flesh, Blood (17) era un disco extraordinario que solamente tenía una pega: su pasado tan llamativo. En lo musical, en esa imagen tan impactante, en esa actitud tan valiente y descarada. También es cierto que fue un álbum que afrontó desde el desespero, desde el dolor por una separación sentimental que le costó mucho asumir. Con lo cual, tras tres años y una larga temporada de introspección personal, Imelda Mayy publica un disco que, a pesar de sus buenos momentos y de sus virtudes, se queda en tierra de nadie.

Acierta cuando baja las revoluciones, como en la maravilla de tema titular con el que abre el disco en la que combina el espíritu crooner con el ambiente de películas de Tarantino y David Lynch. Pura seda. Sin embargo, esa magia se pierde cuando aprieta las tuercas y, precisamente, cuando aparecen los invitados. Por ejemplo, cuando Ronnie Wood la respalda. Las intenciones son buenas, pero los resultados son irregulares. Lamentablemente ni “Made To Love”, ni “Just One Kiss” dan con la tecla.

Imelda May presume en este “11th Past The Hour” de acercarse a sus raíces irlandesas, que obviamente están, pero no tan presentes como para que supongan un factor diferencial. Lo dicho, le falta concretar. En cuanto a que Noel Gallagher y Miles Kane se sumen a la fiesta, es más anecdótico que otra cosa. Ahora bien, a pesar de todo todavía queda esperanza. Un ejemplo podría ser esa “Diamonds”, que apunta un camino a seguir, estableciendo un puente con su antecesor y explorando esa vía que la acerca a Springfield, Lulu y otras voces sedosas. Y cuando lo crea necesario y esté harta de medios tiempos, a atizarle de nuevo al rock’n’roll.

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