Como en una película de cine negro americano, con farolas, una antigua cabina de teléfono y una ventana poco discreta en la que se vislumbraban misteriosas siluetas: así lucía el decorado de la sala Zentral de Pamplona, en la que Quique González y su banda, Los Detectives, iniciaron su nueva gira. El madrileño acaba de publicar su décimo álbum, “Me mata si me necesitas”, y ahora se dispone a presentarlo en directo por las principales ciudades de nuestro país.
El concierto estuvo dividido en bloques; el primero de ellos lo formaron las cinco canciones que abren su nuevo trabajo, interpretadas en el mismo orden que en él aparecen. Las más coreadas fueron ‘Se estrechan en el corazón’ (primer single) y ‘Charo’, donde el público, especialmente el femenino, se encargó de entonar las frases que en el estudio cantó Carolina de Juan, del grupo Morgan.
Tras este comienzo, Quique anunció que iban a tocar unas cuantas canciones antiguas. Según dijo, habían escogido las que mejor encajaban con el espíritu de “Me mata si me necesitas”; esto es, las de aire más cinematográfico. Ahí estuvieron, entre otras, ‘¿Dónde está el dinero’, ‘Tenía que decírtelo’, o la pugilística ‘Kid Chocolate’. Realmente el ambiente gangsteril siempre ha estado presente en muchas composiciones del madrileño. Recordemos por ejemplo “La noche americana”, el disco que publicó en 2005, que inicialmente iba a estar dedicado íntegramente a la temática del boxeo, en la mejor tradición hollywoodiense de títulos como “Toro Salvaje”, “Marcado por el odio” o “Más dura será la caída”.
Después siguieron con más canciones antiguas, pero en esta ocasión extraídas de “Salitre 48”, el disco que ahora cumple su decimoquinto aniversario. Quique es consciente de que sigue siendo uno de sus trabajos más apreciados por el público, así que quiso dedicarle una atención especial. ‘Tarde de perros’, ‘Crece la hierba’, ‘La ciudad del viento’ o una cambiadísima versión de ‘Salitre’ fueron las escogidas, para concluir este tramo con ‘Permiso para aterrizar’, esta última interpretada a guitarra y voz, con Quique solo en el escenario, tal y como era habitual en aquellas viejas giras en las que las salas no se llenaban como ahora y Quique no podía permitirse viajar con banda.
Pero tocaba volver al presente, y el presente se llama “Me mata si me necesitas”. Y nada tiene que envidiar al pasado, dicho sea de paso. De nuevo en el mismo orden que aparecen en el disco, en esta ocasión fueron sonando sus cinco últimas canciones. Era el primer concierto de la gira y pudo haber ciertas imperfecciones técnicas que se irán corrigiendo con el tiempo; pero en líneas generales, el sonido fue muy bueno. No olvidemos que esta es la banda que ha grabado el álbum (David “Chuches” sustituye a Ricky Falkner en los teclados), y que ya llevan dos giras tocando juntos. Sonaron muy conjuntados y su trabajo fue impecable. Además, los nervios propios del estreno también sirvieron para crear un ambiente más fresco y visceral. Después de varios meses sin tocar en directo, tenían ganas de escenario, lo necesitaban, y en muchos momentos se mostraron eufóricos, con un Quique pletórico que gritaba y gesticulaba para celebrar su alegría.
Mención especial mereció el cierre del concierto con ‘La casa de mis padres’, una canción con mucha carga emotiva que consiguió algo casi imposible, y es que toda la sala enmudeciera (incluyendo a ese sector del público que no asiste a los conciertos para disfrutar de la actuación, sino para charlar).
La fiesta se prolongó todavía durante dos tandas de bises hasta que “Dallas Memphis” puso el definitivo punto final a una grandísima velada. Fue la primera de muchas que han de venir. Y que no se duerman los rezagados, porque acaban de empezar, pero en varias ciudades ya han agotado todas las entradas.
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