Día 1 - Tolosa, Bonberenea
De buena mañana y cargando trastos. Esta noche tocamos en Bonberenea, una antigua casa de bomberos reconvertida a "gaztetxe". Nuestro querido portero de los locales de ensayo, Miguel, bromea con la cantidad de cosas que llevamos y dice que no vamos a caber en la furgoneta. No andaba desencaminado. A la ida vamos a tener que pasar por casa de Álex (nuestro batería) a dejar alguna cosa, y durante el viaje a doblar y enrollar camisetas para poder ir tirando cajas.
Nos espera Sergio (jefazo de Aloud Music y a la vez nuestro técnico de sonido) en Bonberenea, y a partir de ahí se viene con nosotros en la furgoneta. Ya podemos ir haciendo sitio.
Cae la noche ya en Tolosa y empieza el concierto… ¡más de cien personas un miércoles! El recibimiento ha sido brutal, algunas caras conocidas y muchísimo feedback por parte del público. ¡Hasta ha venido Gorka de Berri Txarrak a vernos y desearnos suerte en la gira!
Antes de dormir nos ponemos a plegar camisetas como locos y a buscarle las vueltas al maletero para que cupiese todo. La solución: tirar las cajas y rellenar los huecos con camisetas, sabemos que luego será una locura, pero por ahora parece la mejor solución.
Día 2 - Metz, Les Trinitaires
A las 6:30 en pie. Ducha gélida, desayuno rápido y a la furgoneta. Tenemos más de doce horas de carretera por delante. Catorce horas y muchos atascos después, llegamos a Metz, un pueblo medieval al noreste de Francia, no muy lejos de la frontera con Alemania. La sensación al llegar es inmejorable, un montón de gente, una sala bastante buena, buen ambiente… Y de repente todo se desinfló. Nos recortaron el setlist a treinta minutos, tocamos más tarde de lo pactado, mucha gente se marchó, había limitador en la sala (95 decibelios, de vez en cuando me asomaba para ver lo que marcábamos nosotros y me daba risa ver que estábamos por los 106db) y para colmo los promotores desaparecieron al acabar nuestra actuación. A la mañana siguiente las malas sensaciones se habían desvanecido y nos pusimos en marcha, camino a Siegen, Alemania.
Día 3 - Siegen, Vortex Club
Después de las catorce horas de furgoneta del día anterior, las seis hasta Siegen se pasaron volando. Esta era una de las últimas fechas confirmadas. Nos habían acoplado a otro concierto ya organizado (Zodiac y Bastardo, dos bandas alemanas de stoner), y aunque originalmente íbamos a telonear nosotros a ambos grupos, nos tocó cerrar la noche. Tremendo concierto, la gente muy entregada, y lo más sorprendente, de edades muy variopintas. ¡Gente de cincuenta y pocos flipando en primera fila! Al final del concierto la gente arrasó con nuestro merch/discos. Una locura.
La noche terminaba con unas partidas de futbolín Germany vs. Spain. Y vaya repaso nos dieron; no ganamos ni un partido. "Next Time You Win Us" sentenciaba Macón. Vaya inglés traíamos.
Día 4 - Solingen, Pretty In Noise Fest
Despertamos en la casa anexa al Vortex, bien descansados y con WiFi: girando a lo burgués. Después de despedirnos de Maik (el promotor de Siegen) y cargar la furgo, salimos hacia Solingen, donde tocaremos en un festi. Una vez allí sorprende lo pequeño de la sala. Por suerte aquí no hay limitador que valga, pobrecitos los que se pongan delante. Esta es la primera fecha a la que hemos llegado con tiempo, así que nos relajamos en las instalaciones de la sala (una antigua estación de tren ocupada) y nos damos una vueltecita por el pueblo. Descubrimos un parque infantil y nos tiramos media hora en los columpios, balancea que te balancea y gira que te gira. Tras marearnos todos, decidimos que es hora de volver a la sala. Después de un par de entrevistas ya empezábamos a animarnos con el inglés, y estuvimos practicándolo con los Khuda. Vaya par de cracks. Intercambiamos con ellos algunos regalos y nos deshicimos en halagos los unos con los otros. Después del concierto nos pegamos unos bailes (qué grande el DJ. Temazos, incluyendo algún tema del “Ionic Spell” de Standstill) y a dormir. Esta vez tocaba sitio freak, un "kindergarten", y de camas, unos sillones improvisados. Nos fuimos durmiendo entre risas, carantoñas y ventosidades de los Khuda.
Día 5 - Düsseldorf, Koyote
En Düsseldorf tocábamos en un antiguo matadero, reconvertido a "centro musical" con salas para tocar y hacer jams, locales de ensayo, bares… Nos recibe Kristina, la promotora de nuestro concierto, con una cena flipante. Sopas, ensaladas, sandwiches… Veníamos sin hambre y al final de la noche ya no quedaba nada. El estar rodeados de instrumentos terminó por sacar el gitano que llevamos dentro. El contraste con los alemanes era exagerado, armados con guitarras y grandes éxitos españoles de los ochenta arrancamos los aplausos de los curiosos que se acercaban a ver el jolgorio.
Otro gran concierto para la gira. Nos sentíamos como en casa y la gente se había contagiado de nuestro ánimo festivo. Más tarde seguimos la fiesta en la sala adyacente, donde nos unimos a una jam con varios músicos, grabamos una película muda con Manolo al piano… El festival lo cerramos con un rap improvisado por Macón en la furgoneta. Y a dormir a casa de Kristina. Pobre, justo el día que no nos habíamos duchado.
Día 6 - Berlín, Schokoladen
Llegamos con el tiempo justo para descargar el equipo e irnos a comer el kebab más jugoso de nuestras vidas. Bonito reencuentro de Esteban con su hermana, y a probar sonido. Sonaba glorioso. En este concierto esperábamos afluencia de españoles, pero no tantísima. De los ciento diez que estábamos casi el cincuenta por ciento eran españoles. En nuestra salsa, entre bromas, gritos e insultos cariñosos. Los promotores flipando, sold out un lunes en Berlín, ¡y se quedó gente fuera! Gran noche.
Día 7- Chemnitz, AJZ
Una vez más llegamos tarde a la sala. Esta vez era una casa ocupada mantenida por cuatro personas con sueldos públicos. El tamaño del sitio era exagerado, una sala de unas seiscientas personas, otra más pequeña adyacente (donde tocamos nosotros) y otra aun más pequeña con bar y mesa de ping-pong, arriba dormitorios para unas diez o doce personas, gimnasio…
El concierto fue uno de los más fríos, pero luego en el puesto de merch se acercó mucha gente a saludar, felicitar y a pedirnos hasta firmas, algo a lo que no terminamos de acostumbrarnos todavía…
Día 8 - Winterthur, Gaswerk
Después de que nos revisaran todos los bolsillos, cremalleras y bolsas en la frontera continuamos nuestro viaje por Suiza. Winterthur es una ciudad tranquila con una de las mejores salas que hemos visto nunca. Era como la de Chemnitz, pero a lo pijo. El técnico se enrolló y nos permitió ignorar el siempre polémico limitador.
Otro concierto más con españoles entre el público, algo que siempre nos hacía perder la seriedad. Más tarde, en el merch, nos comentaban que los precios de nuestros discos y camisetas eran ridículos (de baratos). ¡Muchísima gente nos regalaba el cambio! Pobres gitanitos, pensarían.
Día 9 - Day off en Suiza
Ivonne, la promotora del día anterior, nos dijo que podíamos quedarnos alojados en las instalaciones del Gaswerk el día libre, así que aprovechamos para descansar, lavar la ropa y hacer un poco de turismo por Zurich, la ciudad de los oficinistas y businessmen. Éramos la nota de color en la ciudad, con nuestros gritos, risas y aspecto desaliñado, el centro de atención. Luego nos quejaremos de los tópicos españoles, pero ese día lo dimos todo. Para rematar la noche nos hicimos una tortilla de patata de catorce huevos en la cocina del Gaswerk, todo esto a ritmo de Enrique Morente, Paco de Lucía...
Día 10 - Thun, Mokka Cafe
Nuestro último día en Suiza lo íbamos a pasar en la sala más "mítica" de Suiza, el Mokka Café Bar. La lleva un tío que lleva cuarenta años en el mundo del rock y tiene en su haber anécdotas de porros junto a Ozzy Osbourne. El tío, que venía vestido de hippie ibicenco, andaba repartiendo pétalos de rosa por todo el bar mientras terminábamos de probar para el concierto. Esta sería la última noche de desfase, así que algunos nos retiramos para la mañana siguiente llegar vivos a Burdeos, mientras que los demás se quedaron de festejo. Festejo que se prolongó hasta la hora de partida, al día siguiente, a las 7:30.
Día 11 - Burdeos, Les Lectures Aléatoires
Fin de gira, sinónimo de bajón. Un gran concierto para acabar, con compañía de españoles esta vez también. Fue uno de los más espontáneos. No llegamos ni a probar, montamos y directamente, empezamos. La gente muy entregada y nosotros disfrutando muchísimo: había que gastar las últimas energías de la gira en el escenario. La diferencia con los franceses de Metz es incontestable. Burdeos está más al sur y se nota, la gente era mucho más cálida y tocamos mucho más a gusto. Acabábamos la noche entre bromas y durmiendo en la casa de Yannick, un tipo muy majo que, al margen de dedicarse a programar aplicaciones de iPhone, era promotor de conciertos.
Nos subíamos a la furgoneta con una mezcla de cansancio, satisfacción y ganas de volver a la carretera, y con la certeza de que habíamos dejado bien alto el nombre de Toundra y de todos los que nos habían ayudado a conseguir cumplir este sueño.
Toundra, octubre 2012
no he oido un solo tema vuestro, pero despues de leer el relato de la gira me entran ganas...que chulada de gira...mola!!
En tantas horas de carretera, Esteban bien podría haber contado la archiconocida anécdota de su golazo de volea desde el medio campo con el Andés al Navia que les jodió el ascenso de categoría en nuestro año de cadetes, jajaja.
Un ex-hijo de Teka, ya tú sabes.