La experiencia nos dice que sólo cabe desconfiar cuando una banda afirma con contundencia que acaba de entregar su mejor álbum, ese trabajo detrás del que llevaban toda su vida. JJ lo hacen con su largamente esperado tercer largo. Joakim Benon: “Siento que he estado trabajando en este disco desde que empecé a hacer música”; y Elin Katlander: “Al fin tengo la música que quiero escuchar desde el escenario”. Y una vez escuchada esta nueva colección de canciones uno se queda con la impresión de que o bien Joakim & Elim son aún más marcianos de lo que imaginábamos -y mira que les hacíamos bastante…- o nos están vendiendo una moto de dimensiones considerables. Porque en esencia lo que JJ hacen en este “Nº 5” es arrimar su sonido al estándar noreuropeo, aproximarse al gusto por lo rococó que tiene a Sigur Rós por referente y a un amplio espectro de nombres -desde Efterklang a Ólafur Arnalds- como esforzados bruñidores de esa suerte de progresivo aplicado al pop. Así que JJ podrán despreciar cuantas veces quieran el delicioso pop electrónico de aromas world music de su debut, pero mientras se empeñen en competir en el terreno de lo élfico con gente que lo hace mejor y más grande “Nº 2”, mal que les pese, seguirá siendo su obra de referencia.
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