Resultan palpables las complejas y ambiciosas pretensiones manejadas por Giorgio Tuma a la hora de elaborar el presente álbum. El italiano ha logrado materializar en su tercera entrega buena parte del objetivo imaginado, reclutando a un generoso número de colaboradores (Alice Rossi, Michael Andrews, Lori Cullen y Susana Karolina Wallumrød entre otros) para firmar un disco de pop delicado (que no simple), engalanado con meditada y cuidada instrumentación de corte clásico que incluye violines, chelos, piano y trompetas. Una colección de detalles en los que mecer las susurrantes voces que interpretan los textos del artista, hasta alumbrar encantadores ambientes en los que la luz se filtra en dosis nostálgicas. Un elepé ensoñador que asimila con tacto la obsesiva elaboración de Brian Wilson y la evocadora delicadeza de Nick Drake, y cuyo único borrón recae en el débil pulso que en puntuales momentos relaja en exceso la escucha, impidiendo asimilar de manera continuada los dieciséis cortes aquí contenidos.
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