“Este disco es  una buena manera de escapar de lo que se supone que funciona”
Entrevistas / Corizonas

“Este disco es una buena manera de escapar de lo que se supone que funciona”

Bruno Corrales — 20-05-2016
Fotografía — Archivo

Cualquier novedad por parte de Corizonas supone un importante acontecimiento dentro del rock español. El término de supergrupo les persigue irremediablemente al conjugarse unos clásicos del surf como Los Coronas con el talento y personalidad Javier Vielba y Rubén Marrón, de Arizona Baby. Pero lo que en un principio era un divertimento, entusiasta y espectacular, se asienta y empieza a construir un camino propio en identidad y personalidad.

La apuesta por cantar en español es una señal evidente, pero internamente son más aspectos los que han evolucionado. Charlamos con Fernando Pardo y Javier Vielba aprovechando la reciente publicación de “Nueva Dimensión Vital” (Subterfuge Records, 2016).

Corizonas regresan con cambios importantes, no tanto de forma como de fondo. Mejor ensamblados y con el punto diferenciador del idioma, girando por completo al español. En el punto que en el que os encontrabais, ¿era un renovarse o morir?
Fernando Pardo: Sí, pero más por ponernos a prueba que por querer enterrar el pasado. Grabamos 23 canciones, la mitad en inglés y la mitad en castellano, y cuando llegó el momento de elegir las canciones del disco nos decidimos por las de castellano. Incluso cambiamos la letra a castellano de alguna canción que originalmente era en inglés o grabamos una última canción en castellano, ya con el disco mezclado, para acercarlo a la idea que teníamos. Fueron decisiones que tomamos con el disco en marcha, algunas muy al final, casi con las canciones mezcladas. Entramos a grabar el disco con muchas ideas pero con la mentalidad de dejarnos llevar para que pudiera pasar lo que fuera. Si estuviéramos en un nivel aún más alto, de aceptación y de espíritu aventurero, podíamos haber sacado dos discos a la vez, este en castellano y otro en inglés con un par de instrumentales, más cercano a nuestro primer disco.
Javier Vielba: ¡Estoy seguro de que Axl Rose hubiese sacado un disco doble en dos idiomas si hubiese estado en nuestro lugar! Bromas aparte, hay que tener en cuenta que entre el anterior disco y éste han pasado varios años y ha habido mucho rodaje en directo. Esto nos ha permitido profundizar en lo que somos como grupo, con lo que hemos podido ahondar en nuestra personalidad por encima de estilos o etiquetas.

"Esta es ahora una banda más diferenciada aún de nuestras otras bandas a nivel de identidad y personalidad".

La aventura como Corizonas no solo no toca a su fin sino que se refuerza. Atravesáis además un momento prolífico, dejando como decís material grabado para incluso un disco doble llegado el caso. ¿Qué ha tenido de especial esta grabación?
Fernando Pardo: Hemos tenido algo más de tiempo que en el anterior, que se decidió, se compuso y ensayó y se grabó en menos de dos meses. Esta vez nos lo hemos tomado con más calma y nos hemos podido permitir dedicarle un poco más de tiempo de lo que inicialmente teníamos pensado. Esto nos ha permitido relajarnos más, probar más cosas diferentes y de paso reinventarnos en el estudio. Normalmente, las reinvenciones las hacíamos en los directos.
Javier Vielba: Sí, hemos probado muchas cosas nuevas también en el apartado instrumental. Hay muchas novedades aparte del idioma. Hemos grabado en analógico y en digital, en dos fases y en dos estudios distintos (Brazil y Revirock, con Dani Alcover como ingeniero). Ha habido mucha preproducción y postproducción. El proceso compositivo también ha sido muy variado: hay algunas canciones coescritas también a nivel de letra y no sólo de música, hay otras canciones que yo ya tenía pero que hemos “corizoneado”, hay arreglos casi de laboratorio combinados con jams espontáneas… Hay una gran variedad de esfuerzos individuales unidos por un alto grado de compenetración y visión de grupo. Hemos probado de todo para buscar el máximo de estímulos creativos. Así hemos conseguido un disco muy completo y diverso, fruto de mucho trabajo y experimentación.

No hay un volantazo en lo musical. Son canciones que bien podrían haber aparecido en ‘The News Today’. Sí es cierto que las piezas están terminando de encajar, y la formación va homogeneizándose en busca de una identidad propia. ¿Crees que esa personalidad particular, más allá de Los Coronas y Arizona Baby, se ha alcanzado ya?
Javier Vielba: Creo que sí, esta es ahora una banda más diferenciada aún de nuestras otras bandas a nivel de identidad y personalidad. Con este disco necesitábamos dar un paso hacia adelante, profundizando en lo que es Corizonas, sin ataduras estilísticas o expectativas poco estimulantes o demasiado continuistas.
Fernando Pardo: Si, absolutamente. Ya no es solo la unión de dos bandas, cuando fusionábamos los sonidos, actitudes o influencias de cada uno. Ahora somos una única banda con un espíritu y una forma de hacer las cosas diferente, incluso en la manera de relacionarnos entre nosotros. Es algo que fue ocurriendo entre nuestro primer disco y este, poco a poco, y que en este disco se puede ver muy claramente. Lo que hemos hecho ha sido llevar esa unión al estudio para ver cómo sonaba y en qué punto musical estábamos, porque no teníamos más que una ligera idea de donde nos encontrábamos, hemos tenido que grabar para ver el dibujo completo y saber quiénes somos y dónde estamos ahora mismo. Como te decimos, este disco refleja bien ese momento y en algunas cosas nos ha resultado muy sorprendente.

"Más que estimular a nuestro público, buscamos a un público que sea así, como nosotros, tan flipados como revolucionarios y disfrutadores como comprometidos".

¿Hasta que punto existe una retroalimentación creativa entre todas las bandas en las que estáis metidos? Da la impresión de que, para hacer un análisis profundo de la evolución de Los Coronas o Arizona Baby no podríamos obviar a Corizonas, y lo mismo al contrario.
Javier Vielba: Todo está conectado y todo suma. Nuestras experiencias en otras bandas o en solitario, todo. Por ejemplo haber hecho “Bestiario” (Subterfuge, 2014) como El Meister me ha servido para arrancar definitivamente con el castellano a la hora de componer. Del mismo modo, la experiencia de Fernando o mía como productores o del resto de compañeros en otros proyectos o, sin ir más lejos, la actividad de Sex Museum, también han contribuido a que seamos lo que somos de forma más o menos directa.
Fernando Pardo: Todo nos influye y una banda realimenta a las otras, queramos o no. Somos como un colectivo o una cooperativa de r’n’r donde todo está comunicado y de alguna manera cuando una de las bandas camina en una dirección, el resto de las bandas también lo hace. Y de igual manera cuando uno de los grupos abunda en un camino, el resto no podemos evitarlo, porque es como si todos hubiéramos explorado en esa dirección. Esa ha demostrado ser una buena forma de escapar de la “dictadura del veto” que se instaura en las bandas cuando llevan mucho tiempo. El tiempo suele hacer fuertes a los miembros de los grupos que constantemente dicen que no a todo experimento nuevo, a cualquier locura que te saque del estancamiento, y este disco es una buena manera de escapar de lo lógico, lo racional o lo que se supone que funciona.

Corizonas no deja de ser un encuentro de dos generaciones, pero no parece haber una gran brecha cultural o de actitud entre vosotros. ¿Hay algún aspecto en el que sí se note o esa pasión por las mismas cosas lo subsana del todo?
Javier Vielba: Venimos de una cultura underground muy similar. Sex Museum y Los Coronas son de una generación anterior a la nuestra, pero forman parte de nuestro mundo desde la adolescencia. Hay demasiadas conexiones como para no estar sintonizados.
Fernando Pardo: Compartíamos escena, la del r’n’r, y ahí nos conocimos como público y músicos primero, y luego como músicos los dos. Entre nosotros dos no hay ninguna brecha cultural y desde el principio hemos funcionado como el hermano mayor y el pequeño de una familia numerosa con gustos y aficiones comunes. Cada uno de los dos hemos sido y seguimos siendo muy activos dentro de la escena cultural alternativa, la que deriva de la garagera de los 80 y posteriormente de la alternativa o independiente orientada al grunge de los 90. Escenas que nacen del rock más crudo. Desde el principio hemos tenido en común a John Kongos igual que a Meat Puppets, a George Carlin igual que a Bill Hicks o a Walter Hill lo mismo que a Eloy de la Iglesia. Este tipo de conversaciones no son habituales y cuando descubres a alguien con quien compartir todo eso se crea un vínculo, por afinidad y complicidad. Creo que en nuestro caso la pasión por las mismas cosas lo subsana todo y además en este caso el maduro tiene espíritu joven y el joven espíritu maduro.

En ‘Nueva Dimensión Vital’ nos encontramos con letras igualmente reivindicativas, pero un punto más existencialistas, individualistas, que parecen querer despertar al oyente. “Todo va bien” es una oda al miedo a la confrontación, al vivir cegados en nuestra zona de confort. No es un disco conceptual pero, ¿cómo se ha llegado a explotar este tipo de filosofía y, más allá del disco, qué buscáis estimular en vuestro público?
Fernando Pardo: Estamos en una época de nihilismo existencial, más naif que cínico, de compromiso profundo pero sin levantar demasiado la voz. Pura contradicción que no funciona en la teoría pero si en la práctica, en nuestro mundo de flipados. En ese punto en el que Bruce Lee y Nietzsche se encuentran con Gloria Fuertes en un garito malasañero. En el fondo es una continuación del “I Wanna Believe” del disco anterior, pero como dices, más individualista. Y sobretodo recoge la conciencia de que todo tiene un precio y que no estamos dispuestos a pagarlo si hay que dejar de lado cosas que consideramos vitales. Más que estimular a nuestro público, buscamos a un público que sea así, como nosotros, tan flipados como revolucionarios y disfrutadores como comprometidos, “be water my friend”.
Javier Vielba: No es un disco conceptual, pero hay concepto. Hay una reivindicación de lo humano, una visión romántica de un mundo que parece cada vez más cruel y artificial: en un mundo irreal, nueva dimensión vital. Hay algo de catarsis, purificación y renacimiento en este disco. Hemos intentado ser espontáneos y dejarnos llevar, sin autocensura. Ya hay demasiado postureo cínico y resabiado. Necesitamos hablar claro y expresar lo que sentimos y pensamos. Sin miedo.

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